Por Alejandro Alemán

En lo que Martin

Campbell

termina de filmar Green Lantern, y en lo que los ejecutivos de la

empresa

se les quita la flojera y dan luz verde al reboot de Superman

y Wonder Woman, DC mata el tiempo haciendo películas sobre personajes

de su sello Vertigo. De aquel sello surgieron cintas como V for

Vendetta,

Constantine y la mismísima Watchmen.

Ahora le dan la

oportunidad

a The Losers cómic surgido en 2003 que a su vez es la adaptación

de un título homónimo de la DC publicado en los años setenta. La

película mantiene a los mismos personajes del cómic y le da una ligera

actualizada a su origen: un grupo de black-ops de la CIA es

enviado

a Bolivia con la misión de capturar a Max, un capo internacional. Sin

embargo la misión cambia cuando este grupo de elite comandado por Clay

(Jeffrey Dean Morgan, el Comediante de Watchmen), encuentra a un grupo

de niños tomados como rehenes. La operación tiene un trágico final,

por lo que todos los miembros del equipo se hacen pasar por muertos,

de ahí que entre ellos se refieran como Los Perdedores.

Pero el intento de

llevar una nueva vida, lejos de las armas y el campo de batalla, acaba

pronto cuando una desconocida llamada Aisha (Zoë Saldana, enseñando

incluso algo de piel) les propone unir fuerzas para hallar a Max y

cobrar

venganza. El plan suena bien pero ¿cuáles son las verdaderas intenciones

de Aisha?

Poco que decir acerca

de esta película que resulta en un efectista y completamente predecible

thriller de acción, pero que a cambio de pocas sorpresas entrega buenos

momentos de humor y al menos una secuencia de acción memorable (cuando

escuchen "Don’t stop Believin" de Journey como fondo musical sabrán

a lo que me refiero).

En el terreno de la

imagen, la cinta se desvive en hacer que sus personajes se vean cool

y lo logra mediante el uso (y abuso) de los viejos trucos de todas las

películas de acción. Desde peleas coreografiadas, explosiones, mucha

cámara lenta y mucha edición. Aún con ello, lo que más se agradece

de esta cinta es que en realidad no se toma tan en serio; es una

película

que carece de mayores pretensiones que no sea simplemente ser una

película

entretenida.

Se trata pues de una

cinta de acción más, bien hecha, con buen sentido del humor y sin

mayor aspiración. Una cinta divertida que con el tiempo se volverá

irrelevante, aunque no necesariamente una perdedora.