Chilango

Los niños están bien

Por Josue Corro

Cada año una cinta indie se cuela como  "underdog" en plena época de
premiaciones. Los ejemplos más recientes: Perdidos en Tokio, Crash, Little Miss
Sunshine
y Juno. Este año, el turno es para la tercera cinta de la
directora/guioniosta Lisa Chodolenko, Los
niños están bien
. Y vaya que el título del film es atinado y resume el
sentimiento que se proyecta en esta historia sobre las estructuras
familiares modernas: muchas veces los que deben madurar son los adultos, los
padres cuyo mundo es tan frágil como los secretos que ocultan tras la puerta de
su dormitorio.

Chodolenko, presenta una narrativa íntima y enfocada en los detalles
rutinarios de una familia de clase alta. Nic y Jules son una pareja lesbiana con un par de hijos del mismo donador de
esperma: Joni, una chica recatada a punto de ir a la universidad, y Laser, un
joven en busca de identidad. Un día, ambos deciden ir en busca de su "padre",
la razón: Joni no quiere irse de casa y dejar desamparado a Laser… es decir, sin una
figura paterna. Tanto Annete Bening como Julianne Moore son el pilar más sólido
de la cinta, la forma en que interactúan y desarrollan a sus personajes es
digno de análisis en escuelas de actuación
: es un placer los matices con que
modifican su voz, la forma en que su vestuario es ad hoc a su personalidad, e
incluso cómo sus gestos representan un diálogo. Pero quien le da sentido al
film tanto histriónicamente, como en fuerza narrativa es el personaje de Paul
(Mark Ruffalo… ¿cuándo se dará cuenta Hollywood del talento de este actor?), el
donador/padre; un hombre liberal dueño de un restaurante y que conduce una
moto. Su intrusión en el núcleo de Nic/Jules  no provoca desbalance, sino
una catarsis para que cada uno de ellos explore y explote sus sentimientos.


Esta relación entre los cinco protagonistas es una especie de sátira
social  y crítica a la doble moral: Los niños están bien deja en claro que
no importa las preferencias sexuales, el pasado, o los errores de los padres,
porque es el amor con el que cobijan a sus seres queridos, lo que rescata a una
familia
.

Denlo por hecho: Chodolenko  ya tiene media mano en el Oscar al
Mejor Guión Original.