Chilango

Los indestructibles

Por Josue Corro


Advertencia: esta película contiene imágenes, trama,
efectos y diálogos que provocarán efectos similares a una sobredosis de Viagra:
rush de adrenalina, una producción elevada de testorena, y unas ganas innatas
por alzar los puños y gritar cual cavernícola.

Si sientes algunos de estos síntomas, no te preocupes, es la
intención de Los indestructibles, película dirigida/escrita/protagonizada por Sylvester
Stallone cuyo mérito principal es que cumple de manera eficaz su objetivo:
homenajear a un puñado de héroes de acción, y entretener al público con una
historia simple
, divertida y llena de elementos absurdos -armamento
interminable, peleas cuerpo-a-cuerpo eternas, y explosiones sin razón
aparente-.

A diferencia de muchas cintas de acción que hemos visto en
los últimos meses, desde G.I. Joe, Brigada A o Transformers, aquí no se busca el
hilo negro del género a través de historias complejas (que dan risa por lo
pretenciosas…como Agente Salt), ni tampoco revolucionar el cine con efectos nunca antes vistos (gracias Michael Bay);
al contrario, Stallone se burla de estos clichés y los lleva al extremo. El
resultado es una cinta comedia+acción que construyen un ambiente festivo
donde
sabes que todo es una farsa tiene un objetivo: durante 90 minutos olvides tu
trabajo, la escuela, la renta… y te concentres en pasártela bien.

Esta sensación
es la materia prima que construye las películas que catalogamos como gustos
culpables.

Desde el primer minuto sabes a qué te enfrentas cuando un
grupo de "soldados" comandados por un tal Barney (Stallone con una barba de candado
implacable, y seis kilos de botox) rescatan a un grupo de rehenes de un barco
somalí comandado por varios piratas con un acento paupérrimo y unas actuaciones
ídem. Las balas vuelan, los cuchillos y la sangre y explotan en la pantalla, y
alguna que otra víscera hará que cierres los ojos y luego sueltes una
carcajada.

Entonces conocemos a esta banda de "Indestructibles", conformada por
actores de antaño como Dolph Lundgren (el mismísmo Ivan Drago de Rocky IV. Él es el francotirador junkie);
estrellas noventeras como Jet Li (llamado Ying Yang en la película, y cuyas bromas
sobre su altura son un remedio cómico) hasta un actor más actual como Jason
Statham (hábil con el cuchillo, pero pobre en el amor). Completan el equipo dos
actores un poco más desconocidos (un moreno fortachón ex NFL, y un campeón del
la lucha libre mixta).

Estos hombres desbordan química y patadas en las escenas que
aparecen juntos, sobre todo cuando se reúnen en su "cuartel general", una vieja
tienda de tatuajes donde opera Tool (Mickey Rourke, quien dos escenas se lleva
la película con su actuación cínica-emotiva
), un ex miembro del equipo y que
vive con sus propios fantasmas. Una noche, mientras fuman, hablan de mujeres,
rugen sus motos y lanzan cuchillos, reciben una llamada anónima: hay una nueva
misión… una misión casi suicida: asesinar al dictador de una isla latinoamericana.

Ahí comienza la acción desbordante y absurda que va desde una
secuencia en un avión, hasta misiles arrojados al aire -como prueba de unos
Juegos Olímpicos- que explotan gracias a una pistola. Stallone es un viejo lobo
del mar que durante años ha forjado el status de Doctor en Cine de Acción. Sabe
de antemano lo que quiere ver el público y cómo entregarlo. Es un tipo rudo que
tiene la sensibilidad para entretenernos
. El ejemplo más claro es en la mejor
escena de la película (y no te hagas el que-no-sabía y llores con que es un
spoiler: ¡esto se ve en el trailer!): la de los cameos de Bruce Willis y El
Governator.

Advertencia final: vela en un horario vespertino. Cuando
salgas del cine querrás ir a rentar una docena de películas de acción de los
años 80. Y empaparte de nostalgia… sangre, sudor y lodo.