–Por Oswaldo Betancourt L. @rockswaldo
En la película anterior los Cuatro Jinetes (y su líder) usaron la magia para hacer justicia, ahora son forzados por un genio de la tecnología a usar sus habilidades en un robo prácticamente imposible, pero ellos tendrán que improvisar para tratar de salir bien librados de esta situación.
Hay dos maneras no excluyentes de ver este tipo de historias, la primera consiste en adoptar un ojo deductivo con el fin de seguir todas las pistas posibles y descifrar la mayor cantidad de enigmas, la otra es con la mirada de un niño que le deja la puerta abierta a la sorpresa, porque a veces sólo debes dejarte llevar para divertirte.
Jon M. Chu no parecía la mejor opción para sustituir a Louis Leterrier en la dirección, pues su historial cuenta con películas de baile, documentales de Justin Bieber y la desafortunada Jem and the Holograms; no obstante, Chu logró realizar su mejor trabajo y ponerse a la altura de la entrega anterior al ofrecer un argumento entramado, con giros de tuerca ingeniosos y los trucos de magia – uno de los principales atractivos – también exigen tu atención.
Se conserva casi todo el elenco original, pero uno de los mejores ases bajo la manga de la producción fue el de las nuevas implementaciones. Woody Harrelson no sólo retoma a su antiguo papel, sino que además interpreta a un muy divertido gemelo de Merritt McKinney. Por otro lado, no se resiente la ausencia de Isla Fisher gracias al relevo que hace Lizzy Capplan; y no olvidemos a Daniel Radcliffe, quien regresa al terreno de la magia, sin la fuerza de su personaje emblemático pero con un rol fundamental.