Por Carlos Arias

Arranca una nueva carrera para salvar al mundo, salpicada con explosiones, acción, disparos y adrenalina. Esta vez la amenaza terrorista ha ido demasiado lejos. Mientras todos los líderes mundiales se encuentran en Londres para asistir a los funerales del Primer Ministro británico, un ejército terrorista de Medio Orienteataca la ciudad y genera un caos apocalíptico.

Se trata de una secuela de Ataque a la Casa Blanca (Olympus has fallen, 2013).Tres años después de los sucesos el esquema se repite yBabak Najafi, el director iraní, vuelve a poner en escena al agente Mike Banning (Gerard Butler), el guardaespaldas del Presidente de Estados Unidos (Aaron Eckhart y Morgan Freeman aparece como el Vicepresidente), quien deberá escapar junto con el presidente por un Londres hostil y de paso salvar al mundo, cuando la única opción es defenderse con los puños y el sentido del deber.

Frente a una película como ésta no hay mucho que debatir sobre su verosimilitud, su trasfondo político o su originalidad. Lo que cuenta es su capacidad para poner al espectador al borde de la butaca durante una hora y media y el juego del gato y el ratón entre el héroe solitario y los criminales.

La película no siempre logra su objetivo. La historia resulta previsible, desde el primer momento el espectador se la pasa esperando que llegue el elemento que rompa con la trama ya conocida y ya visitada muchas veces. Tal cosa solo ocurre en contadas ocasiones.

Con todo, la película practica un divertido juego de repetir todos los clichés posibles: los líderes mundiales aparecen en una suerte de caricatura, como el jacarandoso primer ministro italiano, más preocupado por complacer a una frondosa secretaria que por la situación mundial, el primer ministro japonés atrapado en un embotellamiento de tránsito, o un ingenuo presidente francés que llega en lancha por el Támesis. Los únicos normales son los estadounidenses, mientras que los terroristas son sin falta morenazos, narizones y con barbas sin afeitar.

La película mezcla elementos del cine de acción con los recursos del género de catástrofes, y tiene su punto fuerte en la persecución por Londres, convertido en un delirante campo de batalla. La condición para disfrutarlo es suspender la incredulidad y no tomar en cuenta que los efectos digitales no son los del más alto nivel.