Miradas, silencios y ausencias en el seno de la familia es lo que cuenta “La vida después”, ópera prima del mexicano David Pablos, única representante de México en la 70 Mostra de Venecia, donde se presentó dentro de la sección ‘Horizontes’, dedicada a las nuevas voces en el cine.

“A la hora de escribir, mientras menos diálogos mejor, cuantas más cosas puedas decir a través de imágenes mejor, así me siento más cómodo”, explicó Pablos.

Un deseo de contar más a través de lo que no se dice que Pablos cree que se repite en las nuevas generaciones de cineastas mexicanos, que llegan sin parar a los festivales internacionales, como es su caso en Venecia.

“Los silencios vuelven ciertas cosas más contundentes, las cosas que no se dicen son las más fuertes”, afirmó el realizador, acompañado por Rodrigo Azuela, protagonista del filme junto a Américo Hollander.

Los jóvenes actores interpretan a dos hermanos que crecen junto a una madre desequilibrada que en un momento crucial de sus vidas, cuando están dejando atrás la adolescencia, desaparece. Y ellos deciden ir a buscarla en un viaje que les descubrirá muchas cosas sobre sí mismos.

“La vida después” se rodó en Sonora, en el norte de México, lo que implicó más complicaciones desde el punto de vista práctico y un aumento del presupuesto que fue cubierto por una ayuda del Gobierno de la región.

Se lograron paisajes hermosos. “Y estoy muy orgulloso de los paisajes de la película porque muy pocas veces se ha filmado en el norte de México, en Sonora, en concreto”, dijo Pablos.

Una película que pudo hacer después de haber ganado el concurso de ópera prima de la escuela de cine en la que estudió, el Centro de Capacitación Cinematográfica, de la ciudad de México.

Tras pasar por Venecia “La vida después” se estrenará en octubre en el Festival de cine de Morelia (México).