Por Héctor Cruz

Bien dicen que en casa del herrero, azadón de palo. Eso mismo es lo que le sucede a Julien, un destacado asesor matrimonial que no da una en el aspecto sentimental. Nomás no puede mantener una relación estable por más de dos semanas e incluso, las mujeres que osan estar con él son castigadas por la vida con grandes tragedias, caer de una lancha, llegar al hospital, perder el trabajo, los amigos.

Por ello, cuando Julien conoce a Johanna Sorini prefiere alejarse de ella para no traerle problemas y calamidades. Sin embargo, todo indica que la vida los ha puesto juntos y que algo habrá entre ellos.

Aunque es una cinta francesa, el director Nicolas Cuche, prefiere el humor de comedia un poco más gringo, y lo que obtuvo fue un filme ameno, con un guión sencillo, lleno de gags que más de una vez te arrancan una sonrisa porque el humor es inteligente.

Otro punto a favor es que Julien (François-Xavier Demaison) y Johanna (Virginie Efira) hacen una gran mancuerna actoral, brindan un trabajo muy creíble, al grado de que en más de una ocasión nos veremos reflejados o nos acordaremos de relaciones pasadas. Y al final, aunque la historia es predecible, es una cinta que vale la pena ver para pasar un rato agradable y con un humor más fino que al que nos tiene acostumbrados este género cuando lo hacen en Hollywood.