Por: Adrián Zacapa

Ver una película es comparar: establecer semejanzas entre un director y otro, entre la actuación de nuestro actor favorito con sus interpretaciones anteriores, entre filmes del mismo género, entre la cinta que estamos viendo y otras con temas similares. En pocas palabras vamos al cine a reconocer. Lo sorprendente de los filmes del director tailandés Apichatpong Weerasethakul es que, según Stéphane Delorme de la revista france

sa Cahiers du Cinema, "Hay momentos donde no reconocemos nada. Nos tallamos lo ojos, ya que lo que vemos llega por primera vez."

Al entrar a ver La leyenda del tío Boonmee, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes el año pasado, hay que abandonar cualquier esperanza de reconocer algo. Hay que sumergirse de lleno en la pantalla y dejarse abordar por las imágenes que, lejos de ser complejas e incomprensibles, sorprenden por su familiaridad.

Esta cinta tiene su origen años atrás cuando Weerasethakul leyó un libro titulado "Un hombre que recuerda sus vidas pasadas" especie de autobiografía escrita por un monje que tenía una memoria que se extendía varias vidas atrás. Casos como éste no son raros enTailandia, lo que le sorprendió al director es la precisión con la que el monje recordaba ser un búfalo o un cazador tomando en cuenta que la mayoría de nosotros no recuerda donde dejó las llaves. Según Weerasethakul, el filme no aborda el tema de la reencarnación y la trasmigración de las almas, sino mas bien el de la memoria.

La historia de la cinta es bastante simple. Boonmee, un hombre convaleciente, es atendido por su sobrino. Una noche, en la mesa de su casa, son visitados por la esposa del primero. Situación que no sería extraña sino fuera porque ella lleva varios años muerta. En el mundo del cineasta tailandés los vivos se reúnen para cenar con los muertos; la selva, aquello que según el realizador es "mucho más hermoso que Brad Pitt" está habitada por unos monos de ojos resplandecientes y en ocasiones especiales, los seres humanos podemos ver nuestro cuerpo como si fuera el de otra persona.

El título original de la cinta: El tío Boonmee, aquél que recuerda sus vidas pasadas, explica más que todo el diálogo pronunciado por los actores. Según el director, el guión original incluía la voz de un narrador que detallaba lo que ocurría en pantalla. Al final prefiró eliminarla ya que no se sentía con la autoridad de imponer una interpretación del filme sobre la audiencia. Se lo agradecemos: el público es libre de decidir si Boonmee reencarna como princesa o como pez gato, como búfalo o como su cazador.

La decisión del jurado del Festival de Cannes, presidido por Tim Burton, sorprendió a la comunidad fílmica: en gran parte del mundo Weerasethakul es un completo desconocido. De hecho, esta cinta (la sexta del cineasta) será la primera de toda su carera en estrenarse de manera comercial en México. Otros críticos fueron más allá de la cuestión de la fama (o falta de ella). Carlos Boyero, del diario español El País calificó la decisión del jurado como "grotesca" llamando a la cinta un "cuento absurdo y soporífero" y tachando al director tailandés de "inexplicable embaucador"

Aunque La Leyenda del tío Boonmee no se parece a nada que hayamos visto antes, Weerasethakul afirma que su cinta esta influenciada por la televisión tailandesa de los años setenta y las películas de serie B del mismo país. El filme tampoco es accesible para la mayoría de los tailandeses puesto que esta hablado en u ndialecto del norte del país. El realizador hizo una cinta cuyas referencias, parábolasy símbolos sólo son descifrables para una minúscula parte de un pequeño país asiático. Lo contradictorio y extraordinario del filme es que a pesar de lo anterior la belleza de sus imágenes es universal. Eso es lo que hace de esta cinta una obra maestra: la capacidad para convertir una historia regional en una pieza que aborda temas universales. Aún si pareciera que los vemos por primera vez.