Por Oswaldo Betancourt Lozano

La Familia Bélier es muy particular, todos son sordos a excepción de Paula (Louane Emera), quien curiosamente descubre que hasta puede cantar. Esto modificará por completo la dinámica familiar; entre los nuevos planes de la protagonista está la posibilidad de ir a estudiar a París, lo cual implicaría dejar de ser la intermediaría (léase interprete) de su papá, mamá y hermano; sumado a las dificultades de ser adolescente.

Louane ganó merecidamente el Premio César (es como el Oscar francés) a Mejor Actriz Revelación por este papel, pues, además de su histrionismo, demuestró una y otra vez la calidad de su voz con diversos temas (no, no es musical; sí, deberías escuchar el soundtrack).

Hay momentos muy emotivos y llega a ser cursi, pero cursi bien hecho, del que te deja una sonrisa al final. Hay un poco de romance juvenil, mas no es el tema central (aunque sí se toca), en todo caso la cursilería es en torno al cariño familiar, al crecimiento y desprendimiento. Para no darle tantas vueltas, es cursi bonita, no cursi ñoña.

Lo anterior se complementa muy bien con la comedia, los personajes y las situaciones logran sacarte varias carcajadas, lo cual le da un sano equilibrio a la combinación de humor y drama, así que ve listo para reír y, en una de esas, hasta te puede sacar la lagrimita.

Sólo hay un pero, un pelito de inverosimilitud en la sopa, que si bien podemos pasar por alto, hay que señalar de todas maneras: a veces Paula habla en voz alta cuando está platicando con su familia, y vamos, no habría necesidad de tal cosa si se comunican con señas, pero se sobreentiende que es un apoyo narrativo.

Eric Lartigau, el director, hizo un trabajo sencillo, divertido y entrañable. Sin duda alguna es una gran, gran opción para ver en el cine.