– El cine mexicano ahorita está terapia intensiva. Hace mucho le pasó algo. Era un atleta muy importante a nivel mundial. Competía y no tenía pedos. Y de repente nos dimos cuenta que con menos lana ganábamos más dinero. Entonces se convirtió en un paciente en estado de coma y empezó a despertar en los noventa. Pero comenzamos a hacer puro cine de tragedia, drama y sobre lo jodidos que estamos y la corrupción. Ese cine nos hizo mucho daño. Fue como darle dulces y comida que no debía a un paciente en recuperación. Pero ahorita la medicina clave para recuperarlo es la 226, un incentivo que nos ayuda a producir con más dinero y más calidad.

En la sala de edición de sus oficinas de la colonia Condesa, Billy Rovzar se refiere al Estímulo Fiscal a la Producción Cinematográfica Nacional (Eficine), apoyo iniciado en 2007 y que se especifica en el artículo 226 de la Ley del Impuesto sobre la Renta. De ahí eso del 226. Los 500 millones de pesos que el estímulo tiene como tope cada año han sido suficientes para reactivar el cine nacional.

De hecho, de los 101 largometrajes a los que el Instituto Nacional de Cinematografía apoyó en su producción en 2013 (la mayor cantidad en años), 45 provinieron del Eficine. Ha marcado la diferencia, dice Roberto Sneider, director de Arráncame la vida (2008) y productor de Aquí entre nos (Patricia Martínez de Velasco; México-EU, 2011). Sumados a las aportaciones de los fideicomisos que operan desde finales de los noventa, el Fidecine y el Foprocine, los recursos rebasan los mil millones de pesos.

“Vamos bien en producción, hay muchos apoyos, pero hacer cine es difícil –explica Valdelièvre en su amplia oficina de paredes negras–. El tema donde veo broncas es en apoyos a distribución y exhibición. Como hemos tenido este enorme apoyo en producción tenemos más que enseñar. Pero muchos han quedado atorados, no han podido salir o están saliendo de una manera muy mediocre”.

En sus primeros momentos, el Eficine carecía de reglas de operación claras, y más bien los recursos se conseguían por orden de llegada y no por selección exhaustiva. Pero los filtros son cada vez más estrictos. O eso parece.

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