Por Josue Corro

Los

secretos de las figuras históricas catapultan nuestro morbo. Y más si se tratan

de enredos de cama, y la vida que ocurre debajo de sus cinturas. Pero este

film, dista mucho de ser una biografía manipuladora o que juzga

sentimentalmente a su protagonista, el dictador italiano Benito Mussolini, sino

que trata sobre un ser humano que como cualquiera de nosotros -alguna vez en

nuestra vida- tuvo que vivir con un amor en silencio, un amor encarnado en Ida

Dasler

Dasler es

una mujer que se enamora perdidamente del joven Mussolini, y durante años tiene

una relación oculta que les da un hijo. El problema es que Il Duce tiene esposa

y no se puede dar el lujo de promulgar públicamente a su amante y su… pues,

bastardo. Entonces, decide recluir a Dasler en distintos asilos.

Marco

Bellochio dirige esta cinta como un acercamiento silencioso a la vida de una

pareja que no está destinada a ser feliz. Su maestría tras las cámaras se

distingue a nivel técnico con la inserción de diferentes recursos narrativos:

pietaje en blanco y negro, imágenes informativas sobre la dictadura de

Mussolini, y close ups a distintas mujeres -al final sabrás quiénes son-, lo

cual permite una narración ágil y libera tensión fílmica; pero el verdadero mérito

de Bellochio fue su trabajo con Giovanna Mezzogiorno y Filppo Timi los dos

protagonistas quienes encarnan a dos seres humanos atormentados y con demonios.

Mezzogiorno

entrega actuación inolvidable. Su belleza es complemento natural para su

talento. Con una sola mirada transmite el pesar, la alegría y el dolor de Dasler. Ella es quien logra que este film

tenga una consistencia estética: cada palabra que lanza, cada escena en la que

aparece desnuda, o la distinguimos borrosamente en un segundo plano, tiene una carga

emotiva... una fuerza que como el título original de esta película augura, es la

victoria de esta obra.