Por Héctor Cruz

La más reciente película de Gabriele Muccino (Siete Almas, En busca de la felicidad) es una comedia-dramática-romántica, que habla de las segundas oportunidades y que tiene como protagonista a un ex futbolista, George Dryer, que, como dicta el lugar común, después de alcanzar la cima del éxito ahora no tiene nada.

Muccino explota una vez más el tema del fracasado que intenta rehacer su vida como ya lo hizo en En busca de la felicidad con Will Smith, y aunque la película es sólida en su realización, es muy predecible en la trama, pareciera que al director le gusta sentirse cómodo en este tipo de realización.

George Dryer, interpretado por el actor Gerard Butler, es interesante, pareciera que pudiera dar mucho más en la historia pero no es así. Nos queda a deber como personaje pero su actuación es notable. Una lesión terminó con su carrera en el futbol y una vez que está arruinado trata de recuperar a su hijo y a su ex mujer. Es ahora el entrenador de un equipo infantil de balompié y no puede escapar al acoso de algunas milfs (Judy Greer, Catherine Zeta-Jones y Uma Thurman) que llevan a sus hijos a practicar futbol.

Al final todo parece una moraleja que dicta que la familia y el amor son la base de la verdadera felicidad y del triunfo en la vida, que si bien es válida en la realidad, llevada al cine es muy predecible y acaba con el deseo de ver historias diferentes con finales distintos.

Es recomendable para quien no tiene expectativas muy altas de esta cinta, ya que dentro de todo lo mediana que pueda resultar, el director sabe su oficio y sale airoso, por encima de otras películas del género.