Chilango

Invasión del mundo: Batalla Los Ángeles

Por Miguel Rivera

¡Uy!
Una película en donde extraterrestres invaden nuestro mundo y el
ejército de los Estados Unidos de Norteamérica salva el día, ¡jamás
había visto algo así en mi vida! En serio: Independence Day, Mars
Attack, War of the Worlds
todas aquellas joyitas de la cinematografía
lo hicieron primero y lo hicieron bien. ¿Por qué? Porque tenían un
guión bien estructurado, con diálogos que servían para su tipo de
película y finalmente porque estuvieron fundamentados en una historia
coherente. Battle: LA no tiene nada de esto.

Unos
alienígenas malhumorados vienen a destruir la tierra con su tecnología
de hiper avanzada. Su primer objetivo: Los Ángeles. Más pronto que
tarde la milicia estadounidense se encuentra en una batalla frente a
frente con los alienígenas que como muchos han buscado destruir el
planeta (al menos en el cine). El Sargento Michael Nantz (Aaron
Eckhart) no piensa permitir tan atrocidad y junta a sus mejores hombres
y mujeres para defender la ciudad del glamour, el botox y Lindsay Lohan.

Démosles
esto, los efectos especiales son grandiosos, Las batallas son
monumentales y el concepto está bien llevado a cabo. Lo que quiero
decir es que esta película parece el sueño de todo geek que ha jugado
Halo o Call of Duty y quisiera al menos por un momento convertir esa
batalla en realidad.
Podrías, si quisieras, dividir la película en
"niveles", desde la planicie urbana hasta lo alto de un edificio
citadino, y finalmente como era de esperarse, la pelea con el Boss
final, más difícil, rudo y con más bajas que nunca antes.

Las
actuaciones del elenco son un poco grises, vemos a Michelle Rodríguez
una vez más como la chica ruda y a un Aaron Eckhart que aunque si trae
su peso de gran actor a la pantalla, es disminuido por esos diálogos
pseudos profundos que terminan descartados por un muy mal manejado
humor.

A final de
cuentas si buscas acción, aventura y un blockbuster veraniego que se
adelantó un par de meses entonces esta película es para ti. Pero aún
bajo el espectro de cintas palomeras, ésta acaba dejando mucho que
desear.