Por Carlos Arias

Durante muchas décadas, asistir a ver La pasión de Cristoen el cine era una tradición familiar que se cumplía sin falta cada Semana Santa. Así logró la fama el sueco Max Von Sydow, que pasó de personificar a la Muerte con Bergman a ser Jesús en Hollywood. En muchas películas y con diversos jesuses, desde Rey de reyeshasta La historia más grande jamás contada, el personaje de Cristo convertía las salas de cine casi en un lugar de culto religioso, al menos una vez al año.

La tradición incluye por supuesto al cine mexicano, con algunos puntos altos cargados de melodrama y “buenas enseñanzas”, como Jesús nuestro señor, la versión dirigida por Miguel Zacarías con el extraordinario Claudio Brook como nuestro Jesús de Nazareth local, entre varios otros.

La historia fue desde siempre un clásico del cine. El personaje más “popular” de la historia (al menos antes de que apareciera Lennon para declararse con más seguidores que Él), junto a una historia cargada de suspenso, de acción y hasta con episodios sobrenaturales. Y con cuatro guionistas de primera línea, como son Mateo, Juan, Lucas y Marcos.

Esta tradición de ”cine cristiano” es la que recupera Hijo de Dios (2014), el estreno típico de Semana Santa al estilo antiguo, que recrea la vida de Cristo sin mayores complicaciones ni elecciones arriesgadas.

No hay aquí nada de la blasfemia de La última tentación de Cristo (Scorsese, 1988), ni tampoco del hiperrealismo extremo de Mel Gibson en La Pasión de Cristo (2004), tampoco la interpretación del cristianismo como una suerte de estilo de vida hippie que presentó Jesucristo superestrella (1973). Esta vez se trata del Cristo cinematográfico clásico, con muy poco de nuevo que ofrecer frente a sus antecedentes fílmicos, clásicos y modernos.

La película es parte de la serie más larga de La Biblia (2013), originalmente desarrollada en 10 horas para televisión, que fue recortada para centrarse específicamente en la historia del Evangelio. La película no hace mayores referencias al Antiguo Testamento, salvo una introducción que arranca con el Génesis, pasa por Adán y Eva, Caín y Abel y revisa brevemente la aventura de Noé y el diluvio.

Tampoco aparece, más que en una breve toma, el polémico personaje que en el resto de la serie personificó a Satán (el actor marroquí Mohamen Mehdi Ouazanni), a quien muchos vieron como demasiado parecido a Barak Obama y como una intromisión innecesaria en la historia.

En Hijo de Dios, la historia arranca con los amores entre María y José, cuando los romanos atacan al pueblo de Nazareth en reclamo del tributo. Vemos a Jesús y sus milagros, la llegada a Jerusalén, con las intrigas de judíos y romanos para derrotarlo, hasta pasar por la traición, la crucifixión y resurrección.