Que Guillermo del Toro te diga lo que lo pone cachondo no tiene precio. Lo suelta así como quien te dice que le gusta la mantequilla. “Los monstruos me ponen, digamos, creativamente cachondo”, lo dice mientras está sentado en una silla frente a nosotros. Y agrega: “No hay mayor explicación, si veo un monstruo soy feliz. Si me dices robot gigante y monstruo gigante me sonrío involuntariamente.

Su mente se pone a volar y explica, por ejemplo, que una película es sobre crear atmósferas fantásticas y las compara con construir terrarios para reptiles. Porque cuando te consigues un animalito, también hay que hacerle la casita y eso para él es crear algo genial.

Para lograr las atmósferas de las que habla Del Toro, se aventó ocho meses encerrado en casa con un coguionista y un grupo de diseñadores metidos en la cochera. Se podría decir que actualizaban sus ideas en tiempo real. Como un grupo de cuates, por eso Titanes del Pacífico es tan importante para él: “hay tantas escenas mías como si fuera Cronos o el Espinazo del Diablo”, nos dice sobre películas de su autoría.

Pero su anhelo recae en la esperanza de que la cinta, que se estrena el próximo viernes, esté inscrita junto a aquellos gloriosos monstruos como Godzilla y Gamera, que son íconos de una generación japonesa y alrededor del mundo. Aquí te dejamos la entrevista completa.