Por Oswaldo Betancourt L. @rockswaldo

Amy Schumer es una de las comediantes más importantes del momento en Estados Unidos. Su humor es crítico, incómodo e incluso pesadito, de esos que amas u odias, y en este aspecto la película – con un guion escrito por ella – tiene momentos graciosos, pero no se mantiene en ese nivel a lo largo de la cinta (o al de su programa de televisión).

Por eso Trainwreck ofrece una atípica historia de amor, en donde la protagonista es una mujer exitosa, fiestera y en contra de la monogamia – lección que aprendió gracias a papá cuando era niña – hasta que su trabajo la lleva a conocer a un tipo agradable, sin caer en el galán cliché, y con quien comienza a experimentar sentimientos hasta ahora desconocidos por ella.

La virtud de Schumer es darle el giro a las comedias románticas – no es nada cursi, afortunadamente – y presentar a una protagonista descomunal. Además se aseguró a un elenco importante al contar con Bill Hader (uno de los ex miembros más sobresalientes de Saturday Night Live), pero ni siquiera Jude Apatow en la dirección (el mismo hombre detrás de Virgen a los 40) pudo hacer que explotaran las carcajadas en la sala.

Veredicto: Divertida, entretiene, pero no es tan divertida como prometía.