Por Verónica Sánchez Marín

Con humor irreverente y sin concesiones al público llega a los cines del país El Santos vs. la Tetona Mendoza (México, 2012), dirigida por Alejandro Lozano y Andrés Couturier. Basada en la tira cómica El Santos (1989) –que de manera regular publicaba el periódico La Jornada–, narra las desventuras de un luchador en decadencia. El personaje, creación de los caricaturistas Trino y Jis, viene a tomar una bocanada de aire fresco con esta película animada. Y es que entonado con los tiempos modernos el enmascarado debe lidiar no sólo con su acérrimo enemigo el Peyote Asesino sino también con una plaga de zombies, las Poquianchis, y la Tetona Mendoza –ex luchadora y ex esposa del Santos–, de quien recibe constantes desprecios a pesar de su amoroso fuego todo ardiendo (que me perdone Garcilaso) y coprofílico que lo caracteriza.

Adaptada a la pantalla grande por Augusto Mendoza y producida por Ánima Estudios y Peyote Films, la cinta retrata al luchador como un fracasado: pasado de peso, cínico, fumador de marihuana y destrozado sentimentalmente por el abandono de la Tetona Mendoza (quien además administra un centro nocturno).

Un poco por caridad y compromiso social (ajá…) y para atenuar su depresión, el Santos, acompañado de su ex cuñado y fiel amigo el Cabo, emprende una campaña para proteger a los Zombies de Sahuayo: los Godínez por excelencia. La operación resulta bastante redituable y él decide aprovecharla para su beneficio al cobrar por la protección. Pero los zombies se reproducen muy rápido y pronto se convierten en un peligro que amaga el país. Todo se tensa por el mal de males en México: la Tetona Mendoza adquiere un cargo público en el Congreso de la Unión, y junto a toda la fuerza política que la respalda, decide acabar con la gente común, los Zombies de Sahuayo. Su emprendimiento en la cámara –sí, ya sé, nada lejana de la realidad–, reditúa en una hecatombe de asalariados seguidores de la corriente en turno.

La Tetona amenaza al Santos para que destruya a los muertos vivientes y así puedan consumar su amor. El conflicto del luchador se acentúa cuando el Peyote Asesino, su archienemigo, también comienza a destruir a los zombies y, para acabarla de mondar, con mayor éxito. Razón por la cual, el Santos se encela de los resultados.

Abundan en el transcurso de la historia las referencias a la cultura mexicana –contemporánea y harta onda retro–, a la cultura pop nacional e internacional, y a la clase política de manufactura “sexenios del espectáculo”. Y es que el filme procura mantener la esencia de los personajes del cómic: seres valemadristas marcados por sus circunstancias.

Ánima Estudios realiza un gran trabajo de animación. El trazo de los personajes se acerca bastante a los de la historieta –con bordes irregulares, imperfectos– consiguiendo que el espectador sienta que se ha sumergido en la tira cómica. La labor de diseño más el trabajo de doblajes ensamblan a la perfección la atmósfera de decadencia y chacotería de los barrios defeños.

Las voces son entonadas por grandes actores nacionales encabezados por Daniel GiménezCacho como El Santos. Además de Regina Orozco, como la Tetona Mendoza, Jesús Ochoa, Julieta Venegas, Dolores Heredia, los hermanos Bichir: Demián Bichir, Bruno Bichir y Odiseo Bichir, Andrés Bustamante, y hasta Guillermo del Toro haciendo la voz del oráculo Gamborimbo Ponx, unsimpático excremento que ilumina el camino marihuano del Santos.

El tema “Zombilaridad” fue creado especialmente para el filme y fue interpretado pormúsicos de la escena del pop y rock nacional como Julieta Venegas–autora de la canción–, Ely Guerra, Carla Morrison, Benny Ibarra, Qique Rangel (Cafe Tacvba), Camilo Lara, Moderatto, Molotov, y Botellita deJerez. La rola, aunque predecible, está muy ad hoc con el tono y la potencia del film, cuyofinal “enternecedor”, nos recuerda que los Godínez son esenciales para el país.Particularmentepara pagar impuestos y mantener a los políticos.

Aunque hay escenas en las que los chistes se alargan y pierden su comicidad, la habilidad delos diálogos hace que el público se entone de nuevo con la hilaridad de la cinta. Por su altocontenido de humor escatológico y sexual, El Santos vs. La Tetona Mendoza no es una películapara mochos, niños bien o esas categorías clasistas y ultra conservadoras que nos encantan alos mexicanos. Pero sí es una cinta que disfrutarán los conocedores y no conocedores de lahistorieta, los que gustan del buen cine, los amantes del albur y la irreverencia. Y es que al finalla historia es una sátira que parodia de manera inteligente la (¿i?) realidad del país.