A primera vista Mica parece un chico perfectamente normal. Pero las primeras impresiones a menudo pueden engañar. Por un lado, la casa de Mica es ahora un museo en honor a Guillermo Garibai, el cantante mexicano legendario. Mica pasa la mayor parte de su tiempo allí, dando visitas guiadas a viejos seguidores de Garibai. Pero más extraño aún, Mica huele a pescado. Numerosos médicos, su terapeuta de toda la vida y hasta sus propios padres no encuentran explicación. Nadie quiere ser amigo de Mica. Las niñas no quieren hablar con él. Su vida parece sin sentido, sin incidentes, condenada al fracaso, hasta que Laura entra en ella.