Por Carlos Arias

Una versión en plan de comedia adulta en torno del cuento de los tres cochinitos. Tres hermanos cuarentones, que han pasado toda su vida bajo el alero de una madre dominante, se encuentran repentinamente abandonados cuando ella sufre un infarto que la deja al borde de la muerte.

La situación los obliga a cuestionar sus propias vidas, mientras cada uno de ellos se encuentra en el trance de construir sus casas, como materialización de sus propia existencia: el mayor de ladrillo, el del medio de madera y el chiquito… ¡de paja ecológica!

La película se llama El gran lobo seductor (Le grand méchant loup, Francia, 2013) y es una versión francesa de una comedia quebequense titulada Los tres cerditos (Les 3 p’tits cochons, 2006), que en su momento se convirtió en un éxito de público en Canadá. Dirigen Nicolas Charlet y Bruno Lavaine, dos realizadores de sátiras televisivas, quienes emprenden su segundo largometraje con un estilo cargado de parodia. A la manera de un show de la pantalla chica, lo único que importa es hacer reír, con recursos que van desde el humor físico a la ironía en torno de las conductas sexuales y matrimoniales.

Louis, Phillipe y Henri Delcroix son los tres hermanos que deben suspender sus actividades y pasar largas horas en el hospital, donde su madre yace entre la vida y la muerte. A pesar de todo, cada uno de ellos tendrá tiempo para involucrarse en enredos amorosos, engañar a sus esposas y poner en peligro lo que han construido a lo largo de sus vidas, hasta que llegue el “lobo” a soplar sus vidas para ver quién quedará en pie.

Cada uno de estos tres cerdos masculinos resulta seducido por alguna “loba” que ocupa el lugar de la madre moribunda: el hermano del medio, Phillipe (Benoit Poelvoorde), por una guapa actriz, Natacha (Charlotte le Bon), con la que hace una escapadas nocturnas al Palacio de Versalles para hacer el amor en la cama de Luis XIV. El menor, Henri (Fred Testot), es un instructor de artes marciales casado con una mujer policía, aficionado al bondage que espía a una vecina por la ventana y se involucra con una de sus alumnas.

El mayor, Louis (Kad Merad), pone en práctica su sentido común y espíritu práctico, hasta que también conoce a su propia loba. ¿El viento de la tentación terminará por derribar sus casas y sus familias?

La película asume los recursos de la comedia de enredos con buenos momentos cómicos, con una sátira planteada en torno de las relaciones amorosas, que muestra a los adultos como no más que niños chiquitos de un cuento infantil.