Tras dirigir La novia siria en 2004, Eran Riklis aborda en este filme, a través de una mezcla de humor absurdo y drama, los actuales conflictos entre israelíes y palestinos. El realizador trabajó de nueva cuenta con la actriz Hiam Abbas, quien en esta ocasión interpreta a una viuda palestina que se enfrasca en una batalla legal en contra de su nuevo vecino -nada menos que el Ministro de Defensa israelí-, para evitar que sus limoneros sean talados.