Chilango

El Libro de la vida

Por Javier Pérez @JavPeMar

Una historia de amor, tan predecible como esterotípica, tan colorida como ufana en su exploración del mexican curious, eso es El libro de la vida. Esta película animada está dirigida y coescrita por Jorge R. Gutiérrez, un tipo curtido en la animación televisiva en series como El tigre: las aventuras de Manny Rivera y Mad, quien logra imprimir un sello desfachatado a sus personajes y su ambientación.

La película, que ha hecho revuelo por venir avalada por el mexicano Guillermo del Toro (su productor), centra su historia alrededor de la celebración del Día de Muertos en México, cuando la Catrina (la Muerte en la versión en inglés, en ambas ocasiones doblada por Kate del Castillo) y Xibalba, los gobernantes de estratos opuestos del mundo de los muertos, hacen una apuesta. Así, tal cual el trailer exhibido en todas partes.

Y así como ese mismo tráiler ya nos venía preparando (y como los mismos teasers o pósters promocionales también), no hay sorpresas. Sabemos de lado de quién debemos estar en la disputa por el amor de María que sostienen Manolo y Joaquín, quienes prometen no olvidarla cuando, siendo niños, ella parte rumbo a España.

La apuesta sigue cuando ella regresa, años después. Los amigos han tomado rumbos distintos. Joaquín, el protegido de Xibalba, se ha convertido en un héroe excepcional ayudado por un amuleto. Mientras que Manolo, perteneciente a una familia de tradición taurina, no le encuentra gusto a la toreada pero sí a la cantada junto con unos mariachis, decepcionando a su padre.

Para nadie que haya visto el tráiler será novedad que Manolo, a punto de ganarse el corazón de la damisela, muera. Ni que deba descender al mundo de los muertos y superar algunas duras pruebas con tal de salvarla, pues un villano de veras malvado amenaza con arrasar el pueblo.

Gutiérrez apuesta por la estética visual de las series televisivas animadas que actualmente transmiten Nickelodeon y Cartoon Network. Apuesta por las escenas de gags (la del cerdito del principio, por ejemplo) y por algunos chispazos de humor corrosivo en los diálogos. También apuesta por las convenciones: los mensajes del valor de la amistad y la familia bien marcados, el progresismo de la damisela, el idealismo de Manolo, la pedantería de Joaquín, la conveniencia del papá de María, las trampas de un Xibalba que parece un guiño al fauno aquél de El laberinto del fauno (como la lectura que da título a la película y da pie a la historia parece un guiño al principio de la famosa trilogía de Ismael Rodríguez cuyo personaje principal era Pepe El Toro), las tradiciones mexicanas como sello idiosincrático (mexican curious para el mundo), las expectativas de la familia contra los gustos personales.

Gutiérrez también apuesta por un ritmo bien manejado, por una técnica precisa, por una buena construcción de personajes y, desde luego, por un poderoso soundtrack, encargado al argentino Gustavo Santaolalla. Sorprende que sea en voz del propio Diego Luna, quien dobla la voz de Manolo tanto en inglés como en español, que suenen las canciones de El libro de la vida. Hay cóvers de “Creep”, de Radiohead; de “Can’t help falling in you”, de “Ecstasy of gold”; de Biz Markie (“Just a Friend”), de Rod Stewart (“Do Ya Think I’m Sexy”), y de Mumford & Sons (“I Will Wait”). Y también tiene un destacado tema principal en “The apology song”, de La Santa Cecilia pero interpretada también por Luna en la película.