Chilango

Depredadores

Por Juan Meneses

Si estuviera contando un chiste
comenzaría diciendo "qué tienen en común un yakuza, un sicario
del narco mexicano, un soldado ruso, una francotiradora y un par más
de sociópatas en un planeta desconocido"… si quisiera seguir con
el chiste, lo hubiera hecho película y le pondría a un trío de depredadores
para hacerla de emoción. Ahí se hubiera terminado la gracia y comenzarían
los abucheos. 

La premisa de enfrentar a los
"depredadores" humanos contra los de la galaxia suena interesante
para una película de acción. La idea de poner al enclenque de Adrien
Brody como héroe de acción comienza a hacernos duda
r, bueno, también
andan por ahí Danny Trejo, que pronto saltará a la fama con Machete,
y Alice Braga, el deseo frustrado de Buscapé en Ciudad de Dios, y alguno
que otro eterno actor de papeles secundarios y televisión (Topher Grace,
That ‘70s Show). La tercera parte de la saga de los depredadores,
sin contar los dos enfrentamientos con los Aliens, sigue el tenor de
la segunda, en pocas palabras, todo va de mal en peor.  

Las escenas de acción, que
es lo que más nos interesa, son muy del estilo del productor Robert
Rodríguez: poco presupuesto, mucha sangre y por muchos momentos nada
creíbles.
El punto es que una saga, si es que puede llamársele así,
como la de Predators no puede apostarle al "guión" o a las
"actuaciones". La historia necesita muchos y muy buenos efectos
especiales y si pretende establecer un precedente en el género de acción
sci-fi
quizá se arriesgue con una línea temática distinta. Depredadores
ni intenta uno y mucho menos se atreve a lo otro. Se queda demasiado
corta como para lograr lo que Aliens (James Cameron, 1986). Eso de usar
el mismo recurso de Alien llamándola en plural como un mensaje
de renacimiento es otro gran ‘coff, coff’ al chiste. 

Es una lástma que Nimród
Antal, director de la excelente Kontrol (2003) se haya dejado manejar
por Rodríguez, pues es obvia la influencia de este último y poco se
puede ver del tono de soledad y abandono que logró con su ópera prima
el director húngaro. 

Podemos adelantarte lo que
pasará por tu cabeza, una vez más te quedarás con las ganas
de ver una buena película de los depredadores y sentirás que nos acercamos
otro paso a dejarlos de ver cazar por mucho tiempo (aunque parece que
habrá una continuación de esta cosa). Al final de todo esto,
la película termina siendo un gran y ruidoso chiste. Sin la intención
de serlo, espero.