Delicados vinos, exquisitas ensaladas y solamente carne de la mejor calidad. Prohibidos el queso y el pescado. Ésta es la dieta a la que un mesero se somete diariamente al aceptar ser el catador exclusivo de un alto ejecutivo francés que vive obsesionado, entre otras muchas cosas, con ser envenenado. Entre ambos surge una dinámica de amo y esclavo que tendrá inesperadas consecuencias, y con la cual el director francés Bernard Rapp orquesta una perversa reflexión sobre las relaciones de poder.