El alguacil del tranquilo pueblo de Cynthiana, Kentucky, RickGrimes, no fue el único en despertarse y exaltarse al momento de saberse rodeadode una plaga de muertos vivientes con dudosa procedencia. A lo largo del mundo, montones de personas amanecieron unaplacida mañana de octubre, infestadas de malolientes caminantes de lento andar,por sus calles y avenidas más importantes.

Un día antes del lanzamiento de la pútrida adaptación a lapantalla chica de la anticipada TheWalking Dead —primogénita creación de Robert Kirkman para la editorialImage— la cadena FOX en conjunto con el canal AMC, fraguaron la invasiónsimultánea de occisos más cáustica y desmesurada de la que se tenga recuerdo. 26 ciudades fueron victimas del sosegado asalto de temiblesy descompuestas hordas. Comenzando por Taipei y Hong Kong, todo culminó elmaldecido día de la premiere de laserie en Los Ángeles, comandados por el maestro del maquillaje y de la propiaemisión, Greg Nicotero. Conforme la peste se regaba, testimonios en video seesparcían a lo largo de la red vía la página facebook de The Walking Dead.

El Puente de Brooklyn colapsó del miedo. Las manecillas delBig Ben de Londres se detuvieron ante la latente amenaza. Los portones delMuseo del Prado escurrían sangre de a montón. El Coliseo Romano nunca presenciótan cruenta masacre.
La Ciudad de México no se salvó de la penumbra. El Monumentoa la Revolución se colmó de miserables para marchar con rumbo al Zócalo en elmarco del también Zombie Walk 2010.

Sí en estos momentos sus sesos no han sido degustados porlos amarillentos dientes de un cadáver caminante, se les recomienda sintonizar cadalunes a las 10 de la noche, The WalkingDead, bastante fiel al cómic y supervisada con cuidado por su autor. Setransmite en FOX y cada episodio se pone mejor.