Por Carlos Arias

Una banda de piratas somalíes aborda por la fuerza un buque mercante de bandera estadounidense y toma como rehén a su capitán. Se trata de una historia ocurrida en 2009 que conmovió al mundo y que ahora llega a la pantalla grande bajo el irresistible slogan de “basado en hechos reales”.

Se trata de Capitán Phillips (2013), la historia de Richard Phillips, un marino mercante al mando del barco Maerks Alabama, que alcanzó celebridad en Estados Unidos después de que aceptó arriesgar su vida como rehén para salvar a sus hombres, amenazados por una banda de “señores de la guerra” somalíes.

El encargado de llevar al cine al capitán Phillips es Tom Hanks, y todos los espectadores del mundo saben lo que eso significa. El hombre común que se convierte en héroe al enfrentarse a las situaciones adversas, armado únicamente de su sentido común y de sus buenas intenciones.

Capitán Phillips está pensada como un apapacho al ego del espectador estadounidense. El barco mercante lleva alimentos para los pobres de África y que es atacado por un grupo de esos mismos pobres que intentan robar los pocos dólares que van a bordo.

La película dura más de dos horas y se puede dividir en dos partes muy claras. La primera es la aventura del asedio y abordaje del barco, mientras que la segunda es la huida de los piratas llevándose a Phillips y el rescate a cargo de la marina estadounidense, gracias a la presencia de un buque de guerra de casualmente pasaba por ahí.

Por supuesto, más allá de lo previsible y esquemático de la historia, y hasta perdonando su evidente discurso ideológico en defensa del patrullaje de la marina estadounidense en aguas mundiales, la película cumple con montar una incesante historia de aventuras y de acción.

Del mismo modo, Hanks cumple su papel como el capitán epónimo, sin caer en excesos de melodrama como si lo hizo en muchas otras ocasiones, recuérdese sino al capitán Miller de Salvando al soldado Ryan, o al protagonista de Náufrago.

En este caso, vemos a un Hanks maduro que no necesita ser demasiado enfático para hacer creíble a su personaje, y eso es uno de los puntos que juegan claramente a favor de la película.

El director es Paul Greengrass, quien cuenta en su carrera con la realización de las aventuras del agente Bourne, con Matt Damon, y de Vuelo 93, sobre el avión secuestrado el 11 de septiembre cuyos pasajeros impidieron que se concretara otro atentado terrorista,

Capitán Phillips apunta a contar una historia creíble, y para ello emplea una cámara en constante movimiento, que recuerda a tomas de noticieros, junto a una ruidosa banda sonora que es capaz de dejarle los nervios exhaustos hasta al espectador más distante.

Capitán Phillips se encuentra en el cruce de varias tradiciones narrativas de Hollwood, por un lado, la aventura del americano en tierras peligrosas de ultramar, y cómo su heroísmo consigue sacarlo adelante victorioso. Por otro lado es una película de aventuras con todos los ingredientes de la acción y el suspenso.