Hay cosas inevitables e imposibles de controlar. Ir al baño, por ejemplo. Lo que para la gran mayoría es un tan íntimo como cotidiano, para algunos puede convertirse en el momento más incómodo del día. Las personas con discapacidad, por ejemplo, o la comunidad LGBT+. Es por eso que la Universidad Iberoamericana decidió instalar cinco baños incluyentes dentro de sus instalaciones.
Ante los constantes comentarios de alumnos de la Universidad Iberoamericana, sobre todo de los chicos transgénero que argumentaban haber sufrido algún tipo de discriminación en los baños de la institución, las autoridades universitarias tomaron esta decisión. La Mtra. Elvia González del Pliego, coordinadora del Programa de Asuntos de Género, dio el anuncio el miércoles pasado y aclaró que la idea fue retomada de la Universidad de Georgetown, en Washington D.C.
«Ir al baño era muy incómodo, fuera el de hombres o el de mujeres. Siempre había problemas, se reían, cuchicheaban, me criticaban», recuerda Alonso –27 años, ex-alumno de la carrera de Diseño Textil, cabello recogido y barba crecida– y quien asegura no sentirse identificado con ninguno de los dos géneros. Vestido con una entallada blusa negra que hace juego con su larga falda de flores rojas, Alonso recorre los pasillos de su antigua escuela: «Todo el tiempo sentí discriminación… nunca hubo violencia directa. Pero las miradas pueden ser tan fuertes como un golpe» asegura.
Estos sanitarios neutros, unisex o incluyentes fueron estrenados el pasado viernes 27 de octubre y generaron comentarios a favor y en contra: «Me ha tocado leer a personas que piensan que esto puede generar que haya algún tipo de abuso sexual. No entiendo por qué piensan así», comenta la Maestra Elvia González del Pliego, coordinadora del Programa de Asuntos de Género de la Universidad IBERO.
Sin embargo, también hay personas como Andrés: un joven transgénero estudiante del séptimo semestre de la carrera de psicología, «me gusta que este tipo de actos rompa con los binarismos de género, y que no solo se tomen en cuenta los roles de hombres y de mujeres», dice el joven de 22 años, quien hoy viste con una camisa blanca y pantalón de mezclilla.
Al igual que Alonso, Andrés no se identifica con el sexo con el cual nació. «Todavía no inicio una terapia hormonal, me daba pánico entrar al baño de los hombres y que se dieran cuenta que estaba utilizando una toalla femenina. Cuando entraba al baño sentía las miradas de las personas que esperaban para ver a qué baño iba yo a entrar», dice.
Los sanitarios fueron colocados en los edificios principales de la escuela –A,B,C,D y E–. Se trata de espacios amplios, tapizados de mosaicos. Cuentan con sólo un escusado, un lavabo y un espejo. Se pueden identificar con la siguiente leyenda en la entrada: «Toda persona puede usar este baño sin importar identidad y expresión de género».
«La idea era crear un lugar donde todas las personas sin importar su identidad pueda entrar y sentirse cómodas, sabemos que aún falta muchísimo; aunque lo ideal es que no tuvieran letreros, que simplemente fueran baños» comenta la Maestra Elvia.
Aunque los dos alumnos transgénero que Chilango entrevistó, aseguraron no haber sufrido discriminación directa en la Universidad, lo cierto es que este problema puede manifestarse en pequeños gestos o actos que, al considerarse “no graves”, pueden ser minimizados o pasados por alto. Los baños incluyentes apenas son el comienzo para frenar de tajo la discriminación en la institución: «sin importar su orientación sexual o condición física, buscamos que se le reconozca, que sean nombrados, que se les valore y respete» dice la maestra Elvia.
Se planea que a corto plazo se sumen un total de 17 baños dentro del plantel, “espero que más adelante no hayan letreros o la necesidad de separar e baños de hombres con el de mujeres, que sean compartidos, finalizó la coordinadora.
