Por Josue Corro

La nostalgia es el arma favorita de Giuseppe Tornatore.

Desde Cinema Paradiso a Malena, ha retratado cómo el paso del

tiempo deja huella sobre objetos materiales -salas de cine abandonadas,

camiones destruidos o las calles sin pavimentar-, pero también en el corazón de

la gente. Sí, para este director italiano,

lo tiempos pasados fueron mejores.

En su nueva cinta, Tornatore regresa a su pueblo natal, y

fusiona la vida de tres generaciones de sicilianos, la familia Torrenova, con la

evolución que acecha a Baaria, una comunidad enclavada en las montañas. Estos

tres hombres (Guido, Pepino y Pedro , sufren del caos político-social que

envuelve tanto a Italia como al resto del mundo. Cada uno de los tres

protagonistas, son el centro de una película que presenta un sinfín de

personajes clásicos de la campiña italiana (plagado de estereotipos), que

logran un balance adecuado entre la comedia y el drama.

Tornatore

con su músico de confianza, Ennio Morricone, tienen la capacidad de tocar nuestro

sistema cardiaco de una forma manipuladora, pero efectiva: la armonía de los

acordes suena al mismo tiempo que vemos escenas que juegan con presente y el

pasado -la toma en que un pequeño Pedro se topa con su abuelo en los años 20,

es magistral-. Es como ver si el realismo mágico latino, navegara por el

Mediterráneo y desembarcara en las cámaras de Tornatore, quien confirma con

este film, parte biográfico, parte romántico, que es el director italiano con

mayor proyección internacional.