Por Verónica Sánchez Marín

Dirigida y protagonizadapor el multidisciplinario Ben Affleck,Argo(EUA, 2012) figura como un thriller político que se basa en la crisis de los rehenes de Teherán en 1979. Chris Terrio firma el guión del filme, fundamentado en un artículo periodístico de Joshuah Bearman publicado en la revistaWireden abril de 2007 con el título “How the CIA Used a Fake Sci-Fi Flick to Rescue Americans from Tehran” (“Cómo la CIA utilizó una película de ficción para rescatar a unos estadounidenses de Teherán”).

¿Y cómo lograron salvarlos? Con un complot relacionado con una falsa película hollywoodiense de aventuras espaciales ambientada en Medio Oriente. Un material apasionante que podría haber dado lugar a muchas cintas, todas distintas. Camuflaron a los rehenes como equipo de rodaje de dicha producción, y para que el plan no se descubriera la CIA fundó una productora en mitad de los grandes estudios. Sí, está basada en hechos reales, en la figura de Tony Méndez (Ben Affleck), agente de la CIA experto en rescates, que preparó y ejecutó tamaña locura.

PeroBen Affleck no está solo en esta aventura cinematográfica que parte de una falsa película para culminar en un film de primera. Para hacer más creíble la función, le acompañan para la complicada misión grandes actores:Bryan Cranston, como uno de los jefes de la CIA; John Goodman, en el papel de John Chambers, el reconocido maquillador deEl Planeta de los Simios;y Alan Arkin, quien encarna a un prestigioso actor.

Si conAdiós, pequeña, adiós(2007) yThe town(2010), probaba su valía como director, la nueva cinta de Ben Affleck, compleja en su ejecución, lo confirma como un director sólido e interesante.Argo, resulta una pieza maestra del género, no sólo por la intensidad de la composición sino por la tensión dramática que aumenta conforme avanza la historia.

Affleck consigue una producción elegantemente rodada, bien equilibrada en drama y humor negro; logra, a pesar de la tesitura clara y límpida de la anécdota, un relato real que prescinde de dosis excesivamente dulcificadas o heroicas, licencia que se permiten muchas producciones que basan su historia en un hecho veraz. (Sí, ¿se acuerdan de esa musiquita cursi de héroe en su rollo súper profundo? Qué hueva.)

Rescata también la atmósfera del cine norteamericano de corte conspiracional de los años setentas, denominada como la edad de “Oro del thriller” de la que cabe destacar una película comoLos tres días del cóndor(1975), de Sydney Pollack. Y es queArgoconsigue ese aire setentero gracias a que Affleck rodó con celuloide de 35 mm, utilizando únicamente la mitad del fotograma. Posteriormente cortó en dos estos fotogramas y los amplió al doble de su tamaño para aumentar el grano.

Los movimientos de cámara para escenas de gran dinamismo que transcurren en el cuartel general de la CIA están inspirados enTodos los hombres del presidente(1976) de Alan J. Pakula. El bamboleo y encuadres son perfectamente claros, algo que agradecerá el cinéfilo. Se cita a Pakula entre los referentes, y se nota el homenaje al cine político de los setenta ya desde la tipografía de sus créditos.

Pero el Pakula deEl último testigo(1974) nunca se hubiera permitido los clichés alrededor del suspenso de sus 20 minutos finales: el héroe que arriesga sin permiso oficial, el coche que no arranca –suspenso del más burdo a estas alturas de la función–, la foto revelada en el último instante –tensión innecesaria para el episodio dramático–, el montaje paralelo, las risas de los soldados embobados por Hollywood. Para ser Affleck, muy ñoño. La verdad.

Y, a pesar de esas debilidades,Argosigue siendo una película estupenda. Porque el material, entre lo sublime y lo ridículo, es excitante. Affleck está conformando una carrera sorprendente. Una película arriesgada sobre todo políticamente dados los tiempos que se viven entre Estados Unidos e Irán. Tras su reciente paso por el Festival de Cine de Morelia y otros certámenes, las críticas que han surgido hablan ya de una gran película probablemente candidata al Oscar. A nivel nacional se estrena el 9 de noviembre. Estén pendientes.