Por Ira Franco

Hay que tener cierta disposición melancólica y masoquista para asistir voluntariamente al espectáculo de una ruptura amorosa, pues a veces puede ser tan doloroso como sentirla en carne propia. Este es el caso de Amor mío (Maïwenn, 2015) donde Emmanuelle Bercot y Vincent Cassel interpretan a una pareja destinada al fracaso.

Dirigida y co-escrita por la cineasta y actriz francesa Maïwenn, famosa también por su relación con Luc Besson que comenzó cuando ella era casi una niña, además, muchos dicen que la historia tiene algo de autobiográfico.

Bercot (ganador del premio a mejor actriz el año pasado en Cannes) interpreta a Tony, una mujer cuya incomodidad existencial la predispone y la hace inconsciente de una distancia emocional hacia Giorgio (Cassel, magnífico como siempre), un restaurantero rico, también distante a su manera, que podía ligarse a cualquier modelo pero que, por alguna razón, elige a una abogada, una mujer “normal”, de la que se enamora perdidamente.

Lo doloroso de la ruptura es ver cómo ambos personajes tienen toda la humana intención de hacerlo funcionar y en ese nivel la cinta funciona bien en sus cortes temporales y sus silencios.

Falla, sin embargo, cuando la locura se apodera de la escena, pues en ocasiones las crisis se tornan cursis y llenas de lugares comunes (gritos en la lluvia, intentos de suicidio, entre otros detalles que resultan cansinos y repetitivos).

Esta es una cinta previsible pero con cierto encanto, la historia de un amor entrañable que, como muchos otros, a pesar de las buenas voluntades, tiende a desaparecer.