Por Jaime Azrad
Ewan McGregor inició su carrera con películas donde se permitía experimentar, basta recordarlo como Jerome, en The Pillow Book (1996), una de las cintas más reconocidas del director inglés Peter Greenaway. Después de su boom actoral, en el cual hizo cine de corte más comercial, parece que decide regresar a su origen con la elección de películas como El escritor fantasma (2010) de Roman Polanski y Beginners (2011) de Mike Mills, proyectos de menor escala pero de mayor propuesta.
En esta racha de películas elegidas por McGregor también se inserta Amor imposible (Salmon Fishing In The Yemen), una cinta entretenida y llena de momentos emotivos. Una académica y un experto en pesca son contratados para una hazaña nunca antes realizada: llevar el deporte de la pesca de salmón al Medio Oriente, sin embargo, sus actitudes se contraponen hasta converger en un punto que les dará lecciones de vida más allá del insólito proyecto.
Bajo la dirección Lasse Hallström (Chocolate, 2000) y el guión de Simon Beaufoy (Quisiera ser millonario, 2008), McGregor junto con Emily Blunt entregan actuaciones que transforman a personajes unidimensionales en seres capaces de
llevar al público del drama a la risa, todo esto sin dejar pasar reflexiones y duelos a los que se enfrentan los protagonistas y que hacen de ésta una cinta para recordar.