Por Carlos Arias
El tema del fugitivo de la ley que toma de rehenes a una familia de personas inocentes es un clásico en el cine de suspenso. La tensión psicológica entre el fugitivo y sus rehenes es un tema del cine negro. Esta vez la historia va más allá, y presenta el vínculo amoroso que se desarrolla entre un criminal que escapa de la ley y una mujer que vive con su hijo de 13 años, a quienes éste mantiene cautivos en su propia casa.
La historia de Aires de esperanza (Labor day, 2013) presenta al personaje de Adele (Kate Winslet), una madre solitaria y deprimida con su hijo de 13 años Henry (Gattlin Griffith) en un pequeño pueblo del estado de New Hampshire. Un día, mientra ambos se encuentran de compras en el supermercado, se encuentran con un hombre herido, Frank (Josh Brolin). Frank les pide ayuda y terminará por revelarse como un fugitivo de la ley que los utiliza a ambos para esconderse en su casa.
A lo largo de tres días, los personajes de Winslet y Broslin van a pasar del temor y el peligro a la seducción, en una transformación que desafía al espectador, puesto que rompe con las normas de verosimilitud del cine de suspenso y avanza hacia el drama.
Un juego al borde del peligro que termina por convencer en gran medida por la actuación de la protagonista, quien pasa paulatinamente a tener control no sólo sobre la situación sino sobre su propia vida.
De hecho, Kate Winslet estuvo nominada al Globo de Oro por este trabajo, que se deberá contar entre los momentos más altos del cine en el año 2013.
La historia está contada por un Henry adolescente y adulto (Tobey Maguire), en un juego de saltos narrativos que explican una historia que no sólo rompe con las normas del suspenso, sino también convierte en cómplices ante la justicia al personaje de la madre y su hijo, quienes creen en la historia de inocencia del fugitivo.
El ex convicto no sólo puede preparar “chili con carne” y darle de comer en la boca a Winslet, también le enseña a preparar un pay erótico a cuatro manos y hasta corta la leña y friega los pisos. Lástima para ella que sea un bandido.