Por Jaime @_azrad
Jason Reitman es un director que gusta de contar histgorias de inadaptados, y lo hace muy bien. De su trabajo anterior disfrutamos enormemente de Juno (2007)y Amor sin escalas (2009), con las que los premios de la Academia lo recibieron con brazos abiertos, y esta vez regresa con una ‘mitad comedia mitad drama’ que repite el estilo.
Charlize Theron interpreta a una escritora que revive sus días de gloriade la adolescenciay trata de conquistar a su novio de la juventud (Patrick Wilson), que ahora está felizmente casado. La ganadora del Oscar puede ser motivo suficiente para ver la cinta, aunque Reitman se asegura de que el contenido atrape e intrigue, pues juega con estereotipos,juicios y bueno… con nuestras mentes.
Todos los personajes de la cinta carecen de atractivos y por eso es que es genial, pues a pesar de esto el filme transcurre liviano durante sus 94 minutos que resumen una vida. Introspectiva, la cinta alude a las frases que hicieron especial al peronaje de Juno y se apega a un fin muy claro: lograr diferentes perspectivas que combatan el main stream del pensamiento colectivo.
Entre humor negro y con los toques de acidez adecuados, esta cinta se siente tan iguala otras porque entretiene, pero tan diferente a la vez, porque motiva a pensar distinto.