¿De qué va el cliché?
Es variable pero cierto: o la familia es excéntrica, o de plano no existe. Si no existe, entonces los protagonistas tienen amigos que fungen como lazos sanguíneos. Si la familia sale en la pantalla, tienen varios aspectos bizarros que ayudan a entender por qué los actores principales son así. Raros.

Uh, y para rematar y ya como cereza del pastel. Debe, debe, debe de existir una niña o un niño que tenga el cerebro de un Premio Nobel con el cual se puede platicar acerca de las divagaciones más clavadas del planeta. Y no sólo va a entender, sino también aconsejará.

¿Qué indieca?
Que si somos unos freaks, es por culpa de nuestra familia. Así de sencillo.

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¿Nos gusta?
Nos da risa mejor dicho. Las familias de las cintas indie además de ser como se dice excéntricas, siempre tienen el tino para que alguno de los protagonistas pase vergüenzas.

¿Y la versión tropicalizada?
Incluiría abuelita (a la Sara García), la madre devota a la Iglesia, el padre comprensivo y bonachón. Algo telenovelero. Mejor omitimos este punto. Que no tengan familia, que vivan en provincia o en el extranjero.