Chilango

No mythologies to follow

MO

Por: Omar Morales @OmarInMorales

No soy psicólogo, sociólogo ni antropólogo, pero intuyo que buena parte de los humanos encontramos regocijo en las figuras heroicas, sobre todo si son reales y tangibles: el joven deportista que hincha el orgullo y las esperanzas de sus compatriotas, la novel artista que promete revolucionar su oficio, el científico adolescente que descubre los principios de una cura, la pueblerina humilde que accede a fama y fortuna…  

Pero también sospecho que, oculta y maliciosamente, disfrutamos más cuando esos héroes posibles, esos ídolos de masas caen derrotados ante su condición humana y se rinden públicamente. Si a esto sumamos la velocidad informativa que nos permiten los nuevos canales de transmisión, encontraremos el camino a los perversos fenómenos mediáticos de entronización, desengaño y linchamiento.

Pues la nueva heroína del pop (¿o sería mejor decir víctima?), la nueva reina del hype se llama Karen Marie Ørsted (aka y nació en 1989 en el reino de Dinamarca.

MØ – Don’t wanna dance from Agile Films on Vimeo.

Uno de los grandes ejemplos de entronización, desengaño y linchamiento se llama Born to die. El disco que lanzó a la venta Lana del Rey en 2012 ha sido uno de los más sobrevalorados de los últimos años previo a su edición. No fueron pocos los comunicadores y críticos que, a partir de tres canciones pegajosas, calificaron a Lana del Rey como salvadora del pop, y el día que escucharon el disco completo la acusaron de fraude y la trataron de farsante e impostora. La culpa no fue de Lana…

Casos similares sobran en estos tiempos del hype y ahora es turno de MØ, pero todo indica que esta guapa danesa tiene mucho con qué defenderse. Su primer Lp, No mythologies to follow, es de lo más equilibrado que el pop nos ha brindado este año. La señorita Ørsted goza de virtudes escasas en su contexto: tiene una voz potente y un estilo de interpretación heterogéneo, y es una compositora coherente con un dominio natural sobre las melodías pop. Si a esto sumamos que tuvo el tino de escoger al productor adecuado…

El proceso fue el siguiente: MØ compuso las canciones al piano y grabó los esqueletos que entregó al productor Ronni Vindahl (miembro del colectivo de composición, producción y management NO WAV.), quien construyó las bases rítmicas y armonías de cada una de ellas. MØ generó un discurso que Ronni musicalizó a la perfección. Ørsted ha declarado que “El título del álbum es una referencia al modo en que los medios de comunicación actuales te dicen cómo tienes que vivir tu vida… y No Mythologies to Follow habla sobre establecer tu propio camino y tratar de encajar en esta sociedad que glorifica la búsqueda de la perfección“. La sonoridad del disco es una oda a la artificialidad de la segunda década del siglo XXI y el soundtrack perfecto para la intemporalidad que diluye las fronteras entre artes y estilos.

Pero siempre hay un pero y No mythologies to follow tiene dos grandes: su duración y sus fugaces semejanzas con Lana del Rey. El tiempo total de la versión que está a la venta en iTunes México es un delirio (sobre todo si varias canciones ya habían aparecido en un Ep), 20 tracks y casi 70 minutos de duración son un despropósito (aunque el precio lo convierte en una oferta atractiva porque sólo cuesta 90 pesos). Por momentos las inflexiones vocales de MØ, la forma en que arrastra algunas palabras al cantar, evocan irremediablemente a Lana del Rey, aunque aclaro que a mi gusto la danesa es mucho mejor cantante y compositora que la estadounidense.

No mythologies to follow es un disco que evita los clichés básicos del pop, es de sonoridad diversa y amplitud rítmica. No cambiará el curso de la historia musical, pero es de lo más firme que una joven luminaria de este género ha entregado últimamente. Mis favoritas del disco: Maiden, Pilgrim y XXX 88.