Chilango

GP

disco

Por Omar Morales

La manera más sencilla de llegar hasta la orilla es nunca dejar de nadar…
De unos años para acá la escena musical chilena provoca envidia y admiración en el resto de latinoamérica. Astro, Francisca Valenzuela, Gepe, Fernando Milagros, Dënver, Pedropiedra, Javiera Mena, Alex Anwandter… Hace unos meses le pregunté a los integrantes de Astro sobre su teoría del por qué tal ebullición sonora en su país. “La explosión de la energía creativa acumulada durante la dictadura. Somos una generación libre” fue su respuesta. Motivos aparte, es innegable que hay músicos chilenos construyendo nuevos laberintos para nuestros oídos.

Con un solo zapato no se puede caminar…
Daniel Riveros proviene de esa cosecha. Se hace llamar Gepe y es multipolar: actor de teatro, modelo para una célebre marca chilena de ropa (participó en una campaña para Foster junto a Francisca Valenzuela) y un músico, hasta hoy, difícil de predecir. Hace unas semanas presentó su cuarto Lp de estudio, GP, armado con melodías sencillas, que no simples, y armonías que rezuman precisión. Ningún elemento sonoro le sobra a estas canciones

Traigo lo que gané en la lucha, lo que perdí lo dejé atrás…

Destaco tres virtudes de GP: 
diversidad de ritmos y estilos, letras y producción. Es un gran recipiente en el que se mezclan son andino, chicha, moombahton, reggae, pop, folk y patrones tinku. Sus canciones son como una bandada de frases en apariencia inofensivas, que al verlas pasar son capaces de adoptar una gran multiplicidad de significados. Mis felicitaciones al productor por un sonido con poco maquillaje. Un poco de reverb por acá, un delay por allá, algo de bulbos y listo, no más. Las canciones francas no se llevan con la bruma.

No quieres lo que ya tienes, no me das lo que te sobra…
GP es un disco que sorprende con giros inesperados en su ruta pero que al mismo tiempo evita los rodeos, sin más pretensiones que ser un gran trabajo en el contexto de la música popular latinoamericana de nuestro tiempo. Prueba superada, y por mucho… Un disco que te pone a bailar, a cantar, que estimula tu melancolía, acaricia tus instintos, sacude tu lado cursi y enciende tu vena combativa, que está envuelto por la hermosura de la sencillez y el gancho de la simplicidad, es para seguir alimentando nuestra envidia y admiración. 
En todo el mundo las piedras caen igual…

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