Chilango

Chasing the Ghost

Disco

Por Omar Morales

La trashumancia puede conducir al punkEn plena entrada a la adolescencia, por el trabajo de su padre, Amy LaVere ya era una experta en mudanzas y en el arte de hacer nuevos amigos. 13 ciudades distintas en 15 años de vida, hasta que la familia LaVere se estableció en Detroit y Amy formó una banda de punk. Con el tiempo se alejó musicalmente, pero no en espíritu, de ese género, y hoy es una de las representantes más talentosas de la música norteamericana. 

Amy LaVere canta, compone y toca un instrumento inusual para el género femenino, el contrabajo. Mujeres que toquen el bajo eléctrico no abundan, pero sí podemos recordar sin mucha dificultad algunos nombres: Darcy Wretzky, Kim Deal, Gail Ann Dorsey, Carol Kaye, Kim Gordon, Jessy Bulbo... Pero mujeres que toquen el contrabajo, un instrumento de proporciones considerables, sólo conozco a dos (seguramente hay más pero yo sólo ubico este par): Esperanza Spalding y Amy LaVere.  

El disco debut de Amy, This world is not my home, una discreta producción independiente de 2005, llamó tanto la atención entre público y crítica que dos años después trabajó el segundo bajo la tutela del productor Jim Dickinson, quien también fue guía, entre otros, de los Rolling Stones, Ry Cooder, Aretha Franklin y Bob Dylan. 

Amy LaVere tiene un timbre de voz fuera de lo común, es una contrabajista eficiente y una gran compositora de melodías contagiosas, en las que fusiona country, blues, jazz y rock. La mejor muestra de su talento es su nuevo EpChasing the Ghost, un trabajo compartido con la guitarrista y cantante Shannon McNally.

A principios de este año, ambas fueron convocadas por Luther Dickinson (hijo de Jim Dickinson y guitarrista de los Black Crowes) para formar parte de uno de sus tantos proyectos llamado The Wandering. Amy y Shannon conectaron musical y personalmente, al grado que decidieron hacer una gira juntas para compartir canciones y escenarios. Programaron una serie de ensayos en los estudios Music&#43Arts de Memphis, Tennessee, con Robert Mache en la guitarra eléctrica y Shawn Zorn en la batería. Magia.

He escuchado discos que han costado cientos de miles de dólares y cientos de horas en su producción, que musicalmente no valen la mitad que Chasing the Ghost. Es un disco vivo, breve y contundente, sin maquillaje ni disfraces. Grandes músicos, buenos micrófonos y la acústica adecuada. Una grabación memorable no necesita más…