Por Omar Morales
Titulares en la prensa musical durante el segundo semestre de 2011: “Bombshell singer-songwriter blows up the blogs”, “La futura reina del pop”, “Lana del Rey, the new retro-pop bombshell”, etc…
Titulares en la prensa musical durante el primer semestre de 2012: “Born to die is the album equivalent of a faked orgasm”, “La escucha completa de Born to Die se vuelve repetitiva y carente de estímulos”, “Born to Die is neither a fiasco nor a triumph, but a sometimes competent, mostly mediocre album”, etc…
No soy psicólogo ni sociólogo, pero me queda claro que buena parte de los humanos encontramos regocijo en las figuras heroicas. Si a esto sumamos la velocidad informativa que nos permiten los nuevos canales de transmisión, le encontramos explicación a fenómenos como el de Lana del Rey: entronización, desengaño, linchamiento.
Partiré del principio de que no todas las personas que leen esto saben quién es Lana del Rey. Va un resumen: su nombre verdadero es Elizabeth Grant, nació en Nueva York, es muy guapa, tiene 26 años y su padre es multimillonario (dueño de Grant Enterprises, un emporio que administra más de 8 mil sitios de internet).
Cuando era adolescente, Elizabeth decidió dedicarse a la música y su padre ha financiado parte de su carrera. En 2008, lanzó un Ep con el nombre de Lizzy Grant; en 2010, grabó su primer Lp, con el doble nombre de Lana del Rey y Lizzy Grant, que salió a la venta en formato digital y poco después fue retirado del mercado con el argumento de que su disco debut podría ser mejor.
Lana del Rey es un invento, es la construcción de una estrella pop y esto es parte de la polémica: fácilmente puede provocar admiración, indignación, envidia… Es guapa, millonaria y tiene la capacidad de componer e interpretar una canción pegajosa como el promedio de las estrellas pop. No más, no menos.
El debut oficial de Lana del Rey, Born to die, salió a la venta el 27 de enero de este año, y (como queda claro con los titulares arriba reproducidos) muchos esperaban que fuera uno de los grandes discos del año. Pero no lo es. Born to die generó expectativas desbordadas por una extraordinaria campaña de promoción y una sobrevaloración mediática que contagió al público. Todo fue una ilusión. Born to die es un disco bien producido, con buenos arreglos, ejecución y buena sonoridad; Lana tiene una voz de estilo cansino con timbre agradable; pero el disco es largo, monótono y abusa del melodrama. En resumen, las canciones de Lana del Rey son composiciones ordinarias que por más que tengan una gran producción no pasarán de ser un pop empalagoso y común.
Aprovechando la época navideña que se nos viene encima salió a la venta esta re-edición, Born to die – The Paradise Edition, que complica un poco más la experiencia de escuchar un álbum completo de Lana del Rey. A las 15 canciones del primer Born to die le sumaron 9 más sin variaciones significativas. Tanto en edición física como digital, se podrá comprar el disco doble,The Paradise Edition, o la versión Paradise que sólo incluye las nuevas canciones. Para los seguidores de Lana del Rey será un tesoro, para quienes gusten de este pop, les sugiero que de las 24 canciones disponibles eligan 10, puede quedarles un buen playlist. El disco doble de 24 canciones funciona para fanáticos o como un remedio muy eficaz para el insomnio. No más, no menos. (Aunque debo reconocer que la primera frase de la canción Cola es una de mis predilectas en la historia del pop).
