Se acerca el aniversario luctuoso de Diego Rivera y no queremos imaginar el berrinche que estará haciendo en su tumba desde que salió la noticia –a través del diario Reforma– que la lidereza de cierto sindicato tiene en su poder lienzos de su autoría.

¿Imaginas tener un pedazo de mural pintado por Diego Rivera en la estancia de tu casa? ¿O el cuadro ‘Las dos Fridas’ en tu sala? Qué tal un Picasso para adornar tu baño…

Esa es la idea que un día cruzó por la cabeza de una persona poderosa que tuvo los contactos y recursos suficientes –un ex presidente y mucho dinero- para hacerse con obras importantes del pintor mexicano.

¿Y cuál es su sueño? Exhibirlas en un lugar que enaltezca su poderío y capacidad de compra. Una mini ciudad hecha exclusivamente para ella y su gremio, alejada del bullicio cotidiano, con galería de arte propia, helipuerto, hotel, biblioteca, auditorio, teatro y centro de investigación.

Pero antes, no estaría mal que averigüe si en realidad el arte que posee es genuino y comparta ese detalle con sus allegados (su arquitecto de cabecera), porque corre el peligro que algún historiador o historiadora conocedora del tema, desmienta la versión ante los medios de comunicación.

Pobre Diego Rivera –a tres días de cumplir 39 años de fallecido- si siguiera vivo, ¿qué pensaría de que su legado artístico esté en manos de personajes con el perfil de los aquí mencionados?