David Clark, artista de la red, ha creado un monumento dedicado a la memoria y vida de Ludwig Wittgenstein, uno de los filósofos más importantes del siglo XX.

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Solamente he leído uno de sus libros, probablemente el más sonado, que de pretencioso tiene solamente el nombre. Y el asegurar en el prólogo que con él se solucionan todos los problemas de la filosofía; es, en realidad, un libro de muy hermosas y sencillas ideas.

Hablo del Tractatus Logico-Philosophicus, escrito por Ludwig Wittgenstein en 1922. Fue el único que publicó en vida y tiene dos premisas básicas: 1) los límites de nuestra realidad son los límites de nuestro lenguaje; 2) solamente se usa el lenguaje para detallar y proponer hechos concretos. Cualquier cosa que no pueda decsribirse con hechos no vale la pena discutir.

¡Qué clavados los de Chilango! No en realidad…

(Hay que aguantar tantito para el link)