Aclamado director tapatío, fanático del terror y —según usuarios de Twitter— el mesías que estábamos esperando. Guillermo del Toro es más que un aclamado cineasta, pues se ha convertido en uno de los mexicanos más queridos por su cercanía y gran corazón. Además, nos ha enseñado a abrazar nuestros monstruos con filmes que nos muestran que dentro de todos existe la oscuridad. Sus filmes también rebozan en fantasía, esa que muchos olvidan al crecer, pero que está presente a nuestro alrededor si utilizamos algo más que los ojos para ver.

En 1990, mientras su carrera apenas comenzaba a tomar forma, mencionó en una entrevista con Artes de México que le interesaría explorar el terror:

“Los géneros que a mí me fascinan visceralmente son el de terror y el de los luchadores, que es un subgénero de terror (de hecho el superhéroe más cercano a México que ha habido es el Santo). Así, yo retomaría el cine de luchadores, el de horror y el de comedia menor, con muchos elementos de melodrama, que se hacía en los cincuenta”.

Cual premonición, Guillermo del Toro dio al clavo en su sello personal.

¿Qué más se te viene a la mente al pensar en las películas de Guillermo del Toro?

Seguramente en una especial fijación por la primera mitad del siglo XX. O quizás terror, personajes fantásticos, suspenso y una onda medio gótica. Estas son otras de las constantes que vemos en sus filmes. En diversas entrevistas ha mencionado que desde pequeño sintió una fuerte fijación por los monstruos y criaturas que rondaban por sus sueños, así que en lugar de huirles comenzó a tejer una interesante relación con ellos y que hoy podemos ver en sus proyectos.

De la mano de los personajes tenebrosos y peculiares —Hellboy, vampiros modernos, monstruos marinos del Amazonas, faunos, hombres pálidos—, la estética de sus películas reafirma lo tenebroso. Por ejemplo, aunque suele usar paletas de colores primarios explotadas en una infinita cantidad de tonos, siempre le tira a la oscuridad y a los contrastes muy marcados. Mientras que la iluminación la utiliza para distinguir entre lo real y el universo fantástico. Recuerdas los destellos que veía Ofelia dentro del laberinto del fauno, los rayos de luz como de cuento de hadas… bueno, pues todo son pistas para comprender esta dualidad.

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Aunque también tiene filmes que se alejan de este hilo negro, como Pacific Rim o Blade II, lo cierto es que Guillermo del Toro ha logrado crear un estilo muy distintivo que todos identificamos. Para seguirle la pista a sus filmes y alejarnos de la realidad, nos dimos a la tarea de buscar los lugares de la CDMX en los que puedes sentirte en una película de nuestro consentido director. ¡No pierdas el tiempo! Échale un ojo a estos sitios fantásticos y arma el rally de película que te llevará a recorrer castillos, casas embrujadas y ruinas neogóticas.

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El Castillo del Salto del Agua

En las faldas del Iztaccíhuatl se encuentra una imponente casona construida con piezas de un ex manicomio que nos recuerdan a El laberinto del fauno. El Castillo del Salto del Agua, también conocido como el Hotel de los Secretos, fue la casa de campo de Arturo Quintana y Mercedes Peñafiel, una influyente pareja del siglo XX. Su construcción comenzó en 1969, justo tras la demolición del manicomio de La Castañeda en Mixcoac. ¿Y eso qué tiene que ver? Bueno, pues el ingeniero a cargo del proyecto se puso a las vivas apartando la preciosa fachada de cantera labrada para reutilizarla en el castillo.

Algunos vecinos de Amecameca también llaman “La Castañeda” al castillo debido a su gran parecido con este. Desde el ala sur —o sea, la vista principal de la casa—, son prácticamente idénticos. Si esta historia no llama la atención de del Toro, seguro lo hará la vista a las ruinas de una ex hacienda pulquera, el estanque y el inmenso jardín que se pierde con el bosque. ¡Uff! De aquí podría salir mucha inspiración o incluso la siguiente criatura tenebrosa que nos aterrorizará .

Dónde: Camino al Parque Ecoturístico las Huertas, Amecameca, Estado de México


Museo Británico Americano, un lugar muy al estilo Guillermo del Toro

Sin duda las ruinas de una antigua iglesia anglicana, de estilo neogótico, con techo altísimo y ventanales puntiagudos son otro lugar donde podrías encontrar una criatura tenebrosa, ¿no? Pese a la descuadrada reja de color rojo que rodea este sitio, el Museo Británico Americano brilla con magia propia: el derrumbe parcial del techo, los vitrales incompletos y las paredes que muestran el esqueleto del inmueble nos recuerdan el sitio donde Grigori concede vida eterna a Ilsa en Hellboy.

Originalmente este lugar fue la sede de Christ Church en la Ciudad de México, su construcción comenzó en 1893, cuando algunos extranjeros protestantes decidieron formar su propia iglesia. Todo era risas y felicidad hasta los ochentas, cuando la congregación decidió cambiar de sede y utilizar este edificio como sede alterna; sin embargo, el sismo de 1985 dejó seriamente dañada la estructura y quedó abandonada. Años más tardes fue restaurada para convertirse en un espacio cultural, hoy en día es sede de activaciones, pasarelas de moda, exposiciones artísticas y hasta fiestas chidísimas.

Dónde: Artículo 123 134, colonia Centro, Centro, Cuauhtémoc

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Teatro de la Ciudad Esperanza Iris

Quizás en la ciudad no tenemos carnavales, pero sí existe un impresionante foro de principios del siglo XX donde podrían presentarse un show de talentos peculiares estilo El Callejón de las Almas Perdidas: el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. ¿Ya lo conoces? No sólo visualmente nos recuerda esta película, sino que también su historia se podría cruzar con la trama porque en algún momento exhibió actos circenses.

Este teatro fue construido sobre los cimientos del Teatro Xicoténcatl —el cual fue demolido en 1912 porque tenía pésima acústica— con el objetivo de presentar los más finos espectáculos. Así, en 1918 el Teatro Esperanza Iris fue inaugurado con bombos y platillos. Tuvo años de gran esplendor debido a su moderno equipamiento, pero para los años treinta comenzó su decadencia y se transformó en sala de cine, circo, arena de lucha libre y finalmente fue clausurado. En 1976 el gobierno de la ciudad decidió rescatarlo y tras una restauración profunda fue reinaugurado.

Dónde: Donceles #36, colonia Centro, Cuauhtémoc


Parroquia de María Auxiliadora

Con el paso de los años Guillermo del Toro ha ido moldeando su estilo, en el cual destaca una estética situada en la primera mitad del siglo XX, con tintes surrealistas, personajes fantásticos y también algo de gótico. En la Ciudad de México existe una impactante iglesia de techos altos y arcos puntiagudos que nos recuerda La Cumbre Escarlata: la Parroquia de María Auxiliadora, una joya neogótica chilanga que entra en el ✨aesthetic✨ de nuestro querido director.

La construcción de este santuario comenzó en 1897 y terminó en 1958. ¡Khé! Así como lo lees, aunque los salesianos comenzaron con esto casi en cuanto les entregaron un terreno en la Anáhuac, la Revolución y la expropiación de los bienes eclesiásticos hicieron que se retrasara muchísimo el proyecto. La espera tuvo su recompensa, ya que es un lugar precioso que te traslada a otra época, incluso a otro país, ya que este estilo no es muy común en la Capirucha.

Dónde: Colegio Salesiano #61, colonia Anáhuac I Sección, Miguel Hidalgo

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Puerta Alameda

Una película dirigida por Guillermo del Toro y que rompe un poco con la estética de sus películas es Pacific Rim, la cual está cargada de referencias japonesas, una ciudad de edificios enormes, luces neón y pantallas muy al estilo de Shibuya. Si los kaijus llegaran desde Acapulco —porque salen de un portal interdimensional en el Pacífico— a la Ciudad de México, ¿dónde atacarían primero? Para fines cinematográficos, pensamos que en la zona de la Alameda, y nosotros creemos que desde el conjunto habitacional Puerta Alameda, con sus toques brutalistas de concreto, podríamos ver cómo los titanes defienden la ciudad.

Dónde: Avenida Independencia #69, colonia Centro, Cuauhtémoc


Metro Camarones

Una estación de metro tan, pero tan profunda que pareciera ocultar algo… algo como una peculiar criatura marina con forma de humano que nada en un enorme tanque de contención. Por más extraño que parezca, la arquitectura del Metro Camarones, con un intrincado y casi surrealista diseño, nos recuerda La forma del agua. La clave para encontrar la belleza en este cotidiano lugar y vivir tu momento romántico es visitarlo fuera de la hora pico, cuando apenas un par de almas rondan por el lugar.

La estación Metro Camarones es la más profunda de esta red de transporte, con más de 40 metros de profundidad podría funcionar como refugio en caso de bombardeos. Fue inaugurada en 1988 y una de sus particularidades es su impecable diseño, en el cual las escaleras —tanto las eléctricas, como la de caracol— coronadas por un domo con una estrella hacen de esta estación una de las más bonitas.

Dónde: Avenida F.F. C.C. Nacionales esquina con Santa Apolina, Azcapotzalco


Las Brujas, otro de los spots de la CDMX para sentirte en una peli de Guillermo del Toro

La más reciente película del director, El callejón de las almas perdidas, logra el sobrio, elegante y nostálgico ambiente de los años cuarenta, y en Las Brujas podrás sentirte en una escena de la película. Este bar se encuentra en uno de los edificios más icónicos de la Roma: la casa de las brujas, un edificio plagado de leyendas, con una fachada que asemeja la cara de una mujer con sombrero de punta e interiores art déco espectaculares.

Todo en Las Brujas nos recuerda a Guillermo del Toro, desde las historias de chamanes que encierra el lugar, hasta su nombre: “brujas”, como los enigmáticos y fantásticos personajes que tanto le gustan. Prepárate para tomar un drink clásico en una barra perfectamente dispuesta para recibir a Cate Blanchett con un martini. Asientos de piel capitonada, mesitas de mármol negro, elegantes líneas rectas que son interrumpidas por lámparas redondas… lo único que falta es que elijas una buena compañía para sacarle provecho a este lugar.

Dónde: Calle Río de Janeiro #56, colonia Roma Norte

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