Te encuentras en 1980. Imagina la escena: ibas a hacer una llamada del teléfono de la esquina y encontrabas un papelito doblado en la caseta. Te ganaba la curiosidad, lo abrías y lo primero que veías era la imagen de algún santo cristiano y una moneda con una leyenda similar a esta: “Si abriste este papelito, tienes que hacer 10 cartas iguales. Si no lo haces te caerá una maldición del cielo”. ¡El horrooooor!

Éste fue el principio de los correos cadena. No te rías: seguramente has compartido imágenes en Facebook pensando que van a cobrar el servicio o que Hotmail va a cerrar. Todos tenemos esa duda de “esto suena a tontería… pero la voy a hacer por si es verdad”.

Es por eso que te presentamos algunos mitos de la capital, aunque aclaramos que no son exclusivos de nosotros: todos tuvieron su propia versión en toda la República. Ya sabemos que dirás que “a un amigo le pasó” pero ¡eso es lo bonito de los mitos!

El boleto que sumaba 21

En los viejos tiempos del transporte público los camiones, trolebuses y tranvías te daban un pequeño boleto en papel que casi se deshacía en las manos. Estos boletos venían seriados: digamos que te tocaba el 44544. La tradición estudiantil era que si sumabas los números de la serie y daban como resultado 21 (¡como el que tenemos en nuestras manos!) tenías el derecho casi divino y avalado por la extinta Ruta 100 o el Sindicato de Tranvías de ir a cambiarlo por un beso de cualquier chica que te gustara. Claro que por ser pobre y andar en camión, era poco probable que alguien quisiera cambiártelo.

Aún hay más: si juntabas 21 boletos que sumaran 21, tenías derecho a faje por lo menos. Está claro que ésta es toda una leyenda de la ciudad aunque siempre había alguna amiga y alma caritativa que te hacía el favorcito de cambiarte tu boleto. Así que si querías robarle un beso a tu compañera de pupitre, ésta era la manera más sencilla.

PLUS:

Hay otra tradición más de los camiones que nos contó un abuelo y que no tiene que ver con los besos: nos contaba que se hizo popular la leyenda que si juntabas 1000 boletos de la serie que sea, el gobierno te los cambiaba por un perrito. No supo de nadie que lo lograra ¡ja!

La leyenda de las estampitas “Tú y yo”

Esta leyenda ha cambiado de generación en generación y se hace cada vez más creepy: siempre han vendido estampitas afuera de las escuelas para llenar álbumes. Todos los niños sabíamos que no había que lamerlas pues algunas de ellas (las más extrañas y raras de conseguir- contenían LSD. Hubo un álbum en especial -el “Tú y Yo”) que causó la locura de varios niños en la secundaria que estaba cerca de tu casa. Tal vez este mito viene de los verdaderos cartoncitos de LSD que traen figuritas y caricaturas (¡nos han contado!).

Los arillos de las latas

Otra leyenda urbana, que algo tiene de cierta, es que hay que quitarle los arillos que sirven para abrir las latas de refresco o de cerveza. Si juntas 1000 de estos, hay cierta asociación civil que te los cambia por una silla de ruedas (aunque nadie sabe cuál es la que te los cambia). ¿Por qué son tan valiosas? La leyenda dice que están hechas con un material más caro que el de la lata misma, algo así como una súper aleación… casi casi como Adamantium.

Nada de eso: es aluminio vil. Y si bien es cierto que dichos arillos sirven para hacer artesanía (y te los compran a precio de risa) no encontramos a nadie que dé algo significativo por ellos. Esta leyenda también existe en España donde se dice que si llenas una botella de dos litros te la cambian por 200 euros; para salir de dudas nos metimos a una página de subastas por internet a ver cuánto cuestan mil anillos de estos… y los venden a 100 pesos ¡vóytelas!

PLUS:

Relacionada con ésta, hay otra leyenda aún más vieja: algunas cajetillas de cigarro traían un sello dorado para cerrarlos (muy parecidos a los de la marca Raleigh que hoy se vende). Si juntabas 1000 de estos podías cambiarlos por un aparato médico (seguramente un respirador para el enfisema pulmonar) ¿Dónde? Nadie lo sabe.

Lucas Trotacielos

Éste es un reto para los Chilangos: dicen que una vez en los cines de la capital se transmitió una versión de Star Wars en donde la traducción española para Luke Skywalker era “Lucas Trotacielos” y para Chewbacca era “Mascatabaco”. Nadie ha encontrado un video en donde se demuestre esto y para salir de dudas preguntamos al mismísimo Pau Donés de Jarabedepalo si había oído algo similar en España. Su respuesta fue “Ustedes los latinos están locos” ¿Alguien tiene la prueba de esto?

PLUS:

Sabemos que hay una versión en VHS de aniversario que tiene estos subtítulos. Pero de la grabación original nadie sabe nada ¡Misteriooo!

Proponemos revivir la tradición de los boletos de camión: en la redacción de Chilango tenemos un boleto que suma 21 ¿alguna interesada?

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