Tú flojito y cooperando. Nada más bajas del avión en Cancún, dejas las maletas en tu hotel de Playa del Carmen (a una hora) y te encomiendas a los guías expertos. En los próximos dos días montarás a caballo, remarás en kayak, andarás en bici, colgarás de una tirolesa, manejarás una cuatrimoto, nadarás, esnorquelearás, treparás pirámides, rappelearás en cenotes, descenderás en cavernas, te encomendarás a los dioses, reventarás hasta la madrugada, comerás delicioso y le darás de comer en la boca a los tiburones.

Si un sedentario editor de esta revista (con especial reticencia a nadar en un estanque infestado de tiburones, por ejemplo) pudo hacer todo eso, seguramente tú, sedentario lector, tampoco tendrás mayor problema. Anímate.

Visita la página www.rivieramaya.com, ponle buscar “Riviera Maya” y arma tu paquete de tours guiados. Un fin de semana alcanza para todo lo que acabamos de mencionar aquí. Después, tendrás semanas enteras para platicarlo.