En algún momento del día nuestras vidas se cruzan con un periodista. En la televisión por las mañanas, al medio día o durante la noche. Así son, siempre están ahí detrás de la noticia y son casi un miembro más de la pandilla, porque hasta les hablamos como si fuéramos grandes compinches: “¿Viste lo que dijo la Lolita ayer?”. Pero ni los conocemos.

A estas alturas del partido ya te habrás dado cuenta de que hasta dentro de su gremio están organizados por razas, destrezas o inclinaciones. Y si no te habías dado cuenta, lo que sigue es una clasificación para que los vayas ubicando.

El de los desastres naturales

Este individuo arriesga el físico ante cualquier desastre natural. Si se desborda un río y se inundan miles de viviendas, ahí está. Si hay un huracán, ahí está. Si hay una ventisca, ahí está. Al parecer cada medio sólo tiene uno, porque siempre es el mismo fulano. Su mejor momento es reportar “metido” en la noticia, con medio cuerpo cubierto por agua o aferrado a un poste o palmera con su impermeable amarillo.

El copetes

Y no es precisamente el presidente, sino más bien el que sin importar la situación siempre sale bien peinado. Es la persona más intrépida: anda marchando, correteando policías que corretean criminales, atestigua recepciones de jefes de estado. Hay unos que hasta viajan en moto y cuando se bajan siempre andan bien peinados listos para dar la noticia.

El sustos

Este informador sí anda en cosas peligrosas. Es corresponsal de guerra y está en medio oriente en un conflicto armado o lo mandaron a unos disturbios en Tepito (qué son casi lo mismo), o lo mandaron a un operativo en Tultepec donde decomisaron una “cohetiza”. Su principal característica es que siempre que está a cuadro hay un ruido inesperado y pega el brinco. En su experiencia sabe que subestimar cualquier ruidito puede ser la diferencia entre seguir vivo o no.

El testigo de Jehová

Siempre está en el aeropuerto, en una alfombra roja o afuera de una reunión muy importante. Hace su enlace en vivo justo cuando la estrella de moda o el político polémico pasa frente a él y nunca quieren hablar con él. No importa que les ruegue, que les diga que están en vivo con el “Tícher”, nunca quieren hablar con él.

El cronista lacrimoso

Sus historias siempre son simples pero de lo más dramáticas. El niño que perdió su bicicleta y ya no puede pasear a su gato. Los niños scouts que les destruyeron el parque donde hacían sus reuniones. Historias que harían llorar hasta a la Madre Teresa de Calculta. Sospechamos que esta generación estuvo fuertemente influenciada por Cristina Pacheco.

La chica del clima

Este es quizá el más identificable, ha estado en los noticiarios desde el principio de los tiemposy siempre ha sido una chica –ahora algunos fundamentalistas antinaturales han propuesto chicos. Su principal talento no es la información meteorológica que posea (que siempre es mucha), sino la cantidad de vestuarios distintos y faldas cortitas que tenga.