La batalla Simpsons – Family Guy acaba de llegar a un punto culminante con el estreno de la temporada número 13 de las aventuras de los Griffin, que los lleva a enfrentarse directamente con Homero y familia cuando por culpa de Peter acaban varados en, ni más ni menos, que Springfield.

¿Emoción mil? Más como decepción mil. Aunque la idea original de Seth MacFarlane era aprovechar esta oportunidad para burlarse de la supuesta enemistad entre ambos shows y hacer parodia de cómo Family Guy pudiera percibirse como una copia pirata de los Simpson, los chistes no terminan de cuajar y la interacción entre ambas familias se siente más incómoda que graciosa.

OJO, este episodio está aprobado en su entereza por Matt Groening, es decir, los escritores de Family Guy no se sacaron nada de la manga, pese a que fueron ellos lo que propusieron la fusión y los que más se beneficiaron con ella.

Primero, lo primero. ¿Qué hacen los Griffin en Springfield? El episodio inicia como muchos de Family Guy: con Peter provocando la ira de Quahog. Luego de que la familia se vea obligada a tomar unas vacaciones forzosas antes de ser masacrados por las feministas del pueblo, los Griffin acaban varados en Springfield y con el coche robado. Y es ahí donde se encuentran a Homero por primera vez. Los Simpson les ofrecen posada y rápidamente las familias se dividen en grupitos.

Homero y Peter se vuelven mancuerna y acaban teniendo una escena muy poco simpsoniana con ambos personajes en shorts de Daisy Duque lavando coches; Bart y Stewie se vuelven cómplices, pero rápidamente queda muy claro que lo que para Bart son travesuras, para Stewie es franco sadismo y que la dupla Bartwie no está escrita para funcionar; Meg y Lisa son las mujeres aburridas del episodio, se ve que los escritores se esforzaron por darles un arco, pero finalmente parece que sólo están ahí de relleno; Brian, Chris y Ayudante de Santa tienen sus momentos divertidos (uno en especial que involucra a Matthew McConaughey, de los pocos del episodio), y Marge y Lois podrían simple y sencillamente no existir.

Dentro de esta dinámica, los personajes se dedican a hacer parodia de las frases típicas de cada show (“Eat my shorts” vs “What the deuce?”) y de las actividades que caracterizan a cada uno. Así, Stewie termina haciéndole bromas por teléfono a Moe, Meg descubre que es muy buena tocando el saxofón y Homero prueba la cerveza Pawtocket Patriot Ale. Pero lo que pudieron haber sido momentos muy divertidos, acaban por sentirse fuera de lugar. Stewie diciéndole a Moe “están violando a tu hermana” en un intento por imitar a Bart no sólo no resultó gracioso, pero además le puso los pelos de punta a la comunidad en Internet.

La penúltima secuencia del capítulo es una pelea a golpes entre Homero y Peter (como aquellas que Peter tiene con el Pollo en Family Guy), animada de manera espectacular, pero con una duración de ocho minutos, literal, que a momentos llega a sentirse como demasiado.

Finalmente son las bromas entre los personajes de Family Guy, y en las que uno reconoce perfecto el humor de Seth MacFarlane, las que caen donde tienen que caer. Claro que son de lo más entretenidas las múltiples apariciones especiales del universo Simpson (y hasta una de Bob’s Burgers) y las muchas referencias meta a ambos programas; y se agradece que MacFarlane y Groening se hayan dado la mano para crear esta fusión que nunca en un millón de años vimos venir. Pero no podemos evitar pensar que este fue un intento fallido por volver a hacer relevantes dos programas que están viendo venir la tempestad en forma de nuevas caricaturas para adultos más frescas y propositivas y se están hincando.

Esperemos que el crossover entre Futurama y los Simpson que también esta planeado para suceder este mismo otoño esté mejor planeado y tenga más sentido. Por lo pronto, nosotros nos quedamos con ambas caricaturas por separado.

https://www.youtube.com/watch?v=TnhcbZmmB0U

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