Cuando Better Call Saul vio la luz a principios de 2015, había una gran anticipación y también muchas dudas. ¿Era realmente necesario producir un spin-off de una de las series más veneradas de todos los tiempos? No habían pasado ni dos años desde el fin de Breaking Bad cuando vimos aquella escena en blanco y negro con Saul Goodman alejado de Nuevo México y, por supuesto, de su vida como abogado. Otra identidad y un trabajo común, en un restaurante de un mall en Nebraska, fue el precio de haber jugado con fuego por años para el otrora aliado de Walter White. Comenzó entonces una serie que, sin redundar en la monótona vida de Goodman post-Breaking Bad, nos ha llevado a conocer su pasado, antes de que se convirtiera precisamente en Saul Goodman (siendo James McGill su nombre real).

A pesar de que el primer episodio concluyó con la aparición sorpresa de Tuco Salamanca, miembro del cártel mexicano de Breaking Bad, en un par de años Better Call Saul ha logrado erigirse como algo más que un mero fan service. Si ese fortuito encuentro entre Jimmy McGill y Tuco dio paso muy pronto a un “ajuste de cuentas” en medio del desierto de Nuevo México (obviamente algo reminiscente de la serie original), Vince Gilligan y su equipo han construido un drama que, en muchas ocasiones, no necesita de armas o drogas para ser intrigante, intenso y demoledor. No debemos olvidar que el “descenso” de Walter White partió de la desesperación del hombre común y honesto ante las injusticias de la vida.

Empero, McGill, a diferencia de White, ha luchado por dejar atrás un pasado oscuro desde que arribó a Nuevo México. Cuando era niño, Jimmy decidió que él no iba ser como su amable padre, prefiriendo el mote de “lobo” al de “oveja”; aunque eventualmente terminó convirtiéndose en la oveja negra de la familia, a tal grado que su hermano, el respetado abogado Charles McGill, lo tuvo que salvar de prisión y, en un acto compasivo, le dio empleo en su firma de abogados como repartidor del correo.

Better Call Saul cuestiona si una persona puede cambiar realmente, y sabemos la respuesta en el caso de Jimmy pero no deja de ser fascinante la evolución del personaje, ver cómo las personas allegadas a él lo afectan y viceversa. El pequeño y mal pagado – no obstante, astuto – abogado opacado por la gran firma pasó a tenerlo todo y aún así no logró la satisfacción, añorando sus días en Chicago como estafador o simplemente sintiéndose fuera de lugar en la comodidad. Si añadimos su innegable talento para el espectáculo, el camino hacia Saul Goodman está trazado.

Por otra parte, en la segunda temporada se decidió separar momentáneamente a Jimmy de las actividades del cártel. Para ese entonces el viejo conocido Mike Ehrmantraut había tomado un rol protagónico en Better Call Saul; un pasado trágico, lleno de dolor, alcoholismo y muerte, así como su búsqueda por el bienestar de su nieta, lo llevó a convertirse en un criminal sin placa de policía, mezclándose con Nacho Varga (compañero de Tuco) y con el mismísimo Héctor Salamanca.

Así, la tercera temporada, que estrena su primer capítulo en Netflix LATAM el próximo martes 11 de abril, promete el regreso de Gus Fring y también el clímax de la guerra entre los abogados hermanos y de esa complicada relación amorosa entre Jimmy y Kim Wexler, brillante abogada que, nos queda claro, está destinada a sufrir las consecuencias como nadie más.

¿Ves Better Call Saul? ¿Qué esperas de la próxima temporada?