Isaac es un bartender que trabaja en La Purísima,un bar muy sui géneris ubicado en República de Cuba 17, en el Centro Histórico.Es un lugar gay muy hetero friendly, justo enfrente del legendarioMarrakech Salón.

Tengo que admitirlo, Isaac es cool. Pone el casco sobre la mesa y sonríe. Llegó a la entrevista en moto. ¿De qué otro modo puede aparecerse un bartender?

Lo cité para preguntarle qué es lo que más disfruta de su singular trabajo, pero también lo que más odia. Esto me contó.

“¿Una conguita, una piña colada? Están de promoción”, nos dice la mesera y aprovecho el momento para arrancarme con la entrevista.

Isaac, ¿qué se siente que te ofrezcan los tragos en lugar de ofrecerlos tú?

-Siempre es mejor recibir que dar.

Eso sonó muy sexual.

-Bueno, también, jaja, pero ya en serio, aunque ser bartender es un trabajo divertido, estás bajo mucho estrés porque estás contra reloj todo el tiempo. Así que ahora prefiero relajarme y que me atiendan.

¿Qué es lo que más te estresa de tu chamba?

-Que se me junten órdenes, es horrible. De repente ya ni veo caras, sólo manos con dinero. Una vez me aventaron el dinero a la barra.

La gente suele salir los fines de semana. Tú chambeas los fines. ¿A qué hora se divierte un bartender?

-Para mí los martes y los miércoles son mis días de salir. Mi vida ya está tan organizada que a veces es horrible. Los jueves, viernes y sábados trabajo y es imposible hacer más cosas. Tal vez podría ir a comer y luego ir a la chamba.

Los domingos me despierto tan tarde que ya casi ni veo el día. Mi día favorito de la semana es el lunes. Ya me siento un poco más repuesto. Los martes y miércoles es cuando suelo ir a algún bar.

Me queda claro que hay cosas de tu chamba que son muy pesadas pero, ¿qué es lo que más te gusta?

-Cuando alguien te dice “es el mejor trago que he probado. ¿Qué tiene?” y es entonces cuando todo vale la pena.

¿Has creado algún trago?

-Mi orgullo es el ‘Chamuco’, es un trago que inventé estando en La Sacristía, mi primer trabajo en barra. Es un martini con mezcal, chile jalapeño y jugo de limón. Es como los elotes: si lo quieres bien picoso se lo pides así al bartender, pero lo puedes pedir un poco menos manchado, con chilito del que no pica.

¿En qué te fijas cuando vas a un bar como cliente?

-Es bien bonito que se tomen el tiempo en prepararte un trago. Es una labor muy artesanal. No es que se pueda tardar 3 horas, también tiene que dar un servicio ágil y eficiente. Ver el proceso de preparación es como estar tras bambalinas.

¿Qué es lo que más se vende, los tragos que más te piden?

-Primero chela. Luego cualquier cosa con vodka, desde piñas coladas hasta martinis. Lo tercero es bebidas con tequila, como las margaritas. Y luego bebidas con ron. Es que la verdad la gente es un poco naca.

¡Jajaja! Voy a poner eso literal en la entrevista, ¿eh?

-Es que Bacardí es la cosa más horrible, hay muchos rones deliciosos y entonces es cuando te preguntas: ¿really, Bacardí? Es así como de “le voy a hacer la cuba a mi apá”. Ah, y qué bueno que ya son ilegales las perlas negras, porque prepararlas es una chinga y la gente no lo valora. Mandan a la mierda un trabajo artesanal en unos segundos. Eso es decepcionante. Ahí es cuando ves que la gente no se sabe tomar un trago.

¿Cuál es tu relación con los borrachos?

-En mi caso es fácil. Trabajo en un antro gay. No sé si lo hayas notado desde que yo llegué en mi poni rosa, yo soy un poquito gay, así que toda la noche los hombres se la pasan coqueteándome para ver si así obtienen alcohol gratis.

Cuando se dan cuenta de que definitivamente eso no va a pasar, se retiran y no pasa a mayores. Pero sí me ha tocado ver cosas muy densas. Una vez se armó una pelea muy cabrón y un tipo rompió una botella en la barra y atacó a los demás, como en película gringa.

En otra ocasión una mujer tremendamente obesa intentó comprarme. Llegó a la barra y dijo: “¿cuánto por ese? Me lo llevo. Pónganle precio”, y el problema principal tampoco era que fuera mujer (finalmente soy bisexual y he estado con mujeres) pero con ella, no. Entre su complexión y su actitud de tratarme como un adorno detrás de la barra, no estaba nada padre.

¿Cómo son las cosas con los amigos?

-Cuando van a la chamba a veces no entienden que estoy trabajando. Te ven ahí y creen que estás en la fiesta y te exigen atención y hasta que les regales alcohol. No entienden que es una chamba, es como si yo fuera a su oficina de Godínez y les quitara la engrapadora o me pusiera a escribir en su teclado, como niño chiquito. Y es que ya borrachos se comportan como escuincles.

¿Se vive de esto?

-Sí, sí se puede. Digo, yo hago otras cosas porque soy hiperactivo y me gusta comprarme cosas lindas. Yo además de esto me dedico a mi carrera: soy actor de teatro y también me gusta dar clases.

¿Y te echas tus drinks mientras trabajas?

-Sólo al final. Durante mi chamba no, a veces pruebas los tragos, pero no te puedes poner ebrio. Sólo me echo algo cuando ya es hora de irme a casa y necesito un drink para relajarme.La gente borracha hace cosas estúpidas, como arrancarse una oreja por una prostituta. Sí, ese Van Gogh no era un romántico ni nada, sólo era un ebrio.

¿Qué opinas de las leyes que ya no permiten que los centros nocturnos operen después de las 3 de la mañana?

-Cuando yo era cliente me gustaba vivir la fiesta hasta que saliera el sol y esas leyes me parecían una jalada. Pero ahora que trabajo en esto lo agradezco. Aquí terminamos a las 3 pero termino durmiéndome a las 5 o 6 de la mañana, porque hay que limpiar, hacer cuentas y luego ir a cenar.

¿Qué le recomiendas a los que se quieran dedicar a esto?

-Primero, que tomen clases. Como en todo, se requiere formación. Hay escuelas en las que te dan tus certificados mamucos, traídos de Israel y no sé qué más, pero lo que yo les recomiendo es que se peguen a un bartender muy bueno y tomar clases con él. Otra cosa es que estén muy consientes de que el trabajo de noche es muy pesado.

¿Has tenido broncas de salud por esta chamba?

-¡Me la he pasado tosiendo durante toda la entrevista, carajo! Imagínate una noche en el bar: el lugar está caliente, el piso mojado, tener que meter las manos a los depósitos de chela con hielos. Extraño tener unas manos sin cortadas.

Por último, si fueras un trago, ¿cuál serías?

-Sería un Poseidón, porque es fuerte y es dulce. Es brandy, vodka, tequila blanco, ginebra con curaçao azul y refresco de limón. Yo lo adorno con cerezas en una copa globo.