Hace cinco años a los empresarios Héctor Seiri y Blas Caballero se les ocurrió traer un concepto a México totalmente diferente a lo que ya existía: un bar de hielo. Concibieron la idea cuando viajaron a Europa en busca de nuevas propuestas y se toparon con él en su visita a Finlandia.

El proyecto se consolidó en septiembre de 2009, después de conseguir el espacio para montarlo en la calle de Nuevo León, en el corazón de la Condesa. Los comentarios que recibían, cuenta Samuel Flores, hoy gerente del Artic Bar, eran muy negativos, todos decían que sería muy caro mantenerlo, que a la gente no le iba a gustar el frío, que sería difícil controlar el acceso.

Los socios contrataron al segundo mejor escultor de hielo en el mundo para que diseñara el bar: Aaron Costic, quien también se ha encargado de esculpir otros más.

El resultado es una cámara hecha con cubos de hielo (menos el techo y el suelo) que se conserva a una temperatura de -15 ºC, aunque cuando está a su máxima capacidad –entre 50 y 60 personas- llega a subir hasta -10 ºC.

Y sí resultó costoso el mantenimiento (casi $4000 diarios), pero las personas comenzaron a interesarse de inmediato por el primer bar congelado en México. Y cómo no si su inauguración fue noticia en las televisoras y diarios del país y no sólo de aquí, sino también en China.

Dos escultores mexicanos se encargan de mantener en pie las figuras de hielo (que llegan a ‘vivir’ entre cuatro y seis meses), por lo que la atención es constante.

Otro obstáculo, que más bien atacaron como una oportunidad, fue impulsar el tequila en la Condesa, donde se tomaba mucho vodka, porque precisamente su aliado comercial era una marca de tequila nacional.

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