La leyenda dice que…

Al llegar la hora pico de los antros, cuando la euforia esta en su máximo esplendor y el atiborramiento hace que la concurrencia no pueda trasladarse libremente por el lugar, una persona se encarga de inyectar a personas con SIDA. El desprevenido siente un piquetazo para que después se entere que lo inyectaron con el virus mortal.

¡¿Qué pasa en realidad?!

Es la naturaleza humana, todos tenemos un lado bondadoso y otro malévolo. Dentro de las perversiones esta la de crear rumores para así, asustar a la chusma y sobre todo para tener un tema de conversación. Con el impacto exponencial de la red, los rumores corren aun más rápido. Además, estos que corren a través de “forwards” en los correos es una técnica mercadológica para que las empresas obtengan contactos y así bombardearte con publicidad. ¡OJO!