En esa esquina de ventanales sombríos, se escucha una selección de música que es muy familiar: “One More Time”, de Daft Punk, “Can’t Feel My Face”, de The Weeknd, “It Wasn’t Me”, de Shaggy. Sí, el Pata Negra ha llegado al Centro Histórico.

Desde la entrada se perciben caras diferentes a las de las sucursales de la Condesa o la Cuauhtémoc. No todos son hipsters; esta vez la concurrencia es variada.

La atención va de inmediato a una enorme barra que corre por toda la planta baja del bar, y que se luce con una sección en la carta llamada De Barrio (con el nombre de actores de películas de ficheras). Por fin, la coctelería peleará protagonismo, los querrás pedir todos.

Un Inclán es un choque de sabores cítricos, como el jugo de limón y naranja con el ron, el jarabe de especias y el toque de hierbabuena. Lo sirven en un jarrito de peltre azul con mucho hielo, así que el líquido efectivo se te hará poca cosa.

El dulzón y refrescante es el Wanda Seux, a base de ron, pulpa de guayaba y mango, jugo de naranja y jarabe casero de cardamomo, ¿el único pero?, visualmente, la emoción se desdibuja ante un vaso jaibolero. Picarón es El Zayas, lleva licor de chile ancho (pica poquito al final de un sorbo), jugo de naranja y de limón, sal y un toque de refresco de toronja.

El ambiente sigue siendo relajado, con música en vivo en la parte de arriba y cada quien en su rollo. No te tomes tan en serio las maniobras de la coctelería y, si quieres, simplemente pide una cerveza y disfruta de una plática en el lugar.

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TIP: Tienen valet parking, $60 tiempo libre, mejor que las altas tarifas de los estacionamientos de la zona.