En 1911 se ubicaba cerca de Bellas Artes y desde 1968 se mudó a su dirección actual. Si bien no se trata de una joya del porfiriato, sí es una de las cantinas más bonitas que hayas pisado: bien iluminada con paredes blancas y azulejos tipo morisco que quedan muy bien con otros adornos taurinos. De la carta, el molcajete es la sugerencia a evitar (demasiados nervios con salsa) pero tal vez sea la única cantina donde puedes comer una excelente ensalada y tienes una buena selección de vinos por copa para escoger (por la nota de consumo descubrimos que se trata de los mismos dueños de La Martinera). Aparte de las de cajón, aquí se celebran fechas como el día de abogado (12 de julio), el día de la mujer (8 de marzo) y hasta cuenta con programa de “cliente frecuente”.